Agapornis roseicollis

Características del agapornis roseicollis

El agapornis roseicollis es una de las aves que actualmente está de moda como mascota. Animal muy inteligente, sociable y de vivos colores, se ha convertido en muchos hogares en el sustituto de los periquitos.

Pero, ¿cómo es el agapornis roseicollis? Hoy te contaremos todo sobre este animal: dónde vive, los cuidados que precisa, su reproducción…

Cómo es el agapornis roseicollis

El agapornis roseicollis también es conocido como Inseparable de Namibia. Se trata de aves de unos 15 centímetros de altura y unos 50 gramos de peso. En general, tienen un cuerpo de color verde con la cabeza rosa, pero debido a las mutaciones que existen de este psitaciforme, puedes encontrarlo de múltiples colores. En cuanto al pico, este es color hueso, si bien algunas mutaciones lo tienen en azul pastel o en amarillo.

Sus patas son bastante fuertes y no solo le sirven para andar, también pueden llegar a utilizarlas para manipular objetos, ayudados por su pico, que es muy fuerte (capaz de partir cosas o de infligir heridas si no tienes cuidado y te pica fuerte).

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Tanto el macho como la hembra son prácticamente iguales. De hecho, muchos criadores dicen que, a veces, los huesos de la pelvis están más separados en las hembras, pero es algo que puede llevar a equívoco y siempre recomiendan hacer un análisis de ADN para saberlo a ciencia cierta.

El comportamiento del agapornis roseicollis

El agapornis roseicollis es un pájaro muy sociable. Es muy alegre y le encanta estar con otros agapornis, pero también tolera muy bien al ser humano, llegando a convertirse en uno más de las aves (lo ven como tal). Es también muy inteligente, por lo que, con algo de paciencia y constancia, es capaz de aprender trucos o juegos con los que entretenerse.

Hábitat

El agapornis roseicollis es un ave originaria del sudoeste de África. Allí son pájaros habituales, junto con otros tipos de agapornis que anidan y que forman parte del cielo africano. Uno de los lugares donde puedes verlos es el desierto de Namibia.

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Viven sobre todo en las zonas más secas, próximas a desiertos, pero siempre necesitan una fuente de agua. Además, salvo en la época de reproducción, en el resto de momentos no se quedan en un sitio fijo siempre, sino que forman bandadas que van de un lado a otro (errantes).

A pesar de ello, son animales que se adaptan fácilmente a los entornos, y es la razón por la que se puede tener como mascota en muchos entornos.

Cuidados del agapornis roseicollis en cautividad

Cuidados del agapornis roseicollis en cautividad

Descubre todos los cuidados que debes proporcionarle a tu agapornis roseicollis en cautividad.

La jaula

Empecemos por la jaula del agapornis roseicollis. Esta ha de ser bastante amplia, no tanto de ancho, como sí de alto. Los barrotes es mejor que sean en vertical antes que en horizontal, debido a que tenderán a picarlos y morderlos y pueden, dependiendo del material de la jaula, romperlos.

Además, las puertas de la jaula deben llevar “seguridad”. Y es que los agapornis se fijan mucho en los movimientos que haces al abrir la jaula, y aprenden fácilmente a abrirla, con lo que, para evitar que este se te escape, o salga de la jaula cuando quiera, es posible que necesites poner un seguro (un alambre para que no pueda abrirla o algo similar).

El juego

El agapornis roseicollis es un animal muy enérgico, y por eso necesita que le proporciones juegos o juguetes dentro de su jaula (si es lo bastante grande). Por ejemplo, le encanta colgarse a distintas alturas, o subir por cuerdas.

Además, ten en cuenta que, si este animal no recibe estímulos, comenzará un canto algo estridente. Realmente lo que busca con ello es que le prestes atención ya que, en el momento en que te acerques, dejará de hacerlo y lo que querrá es jugar contigo. Ya dependerá de si el agapornis está adiestrado o es salvaje para que puedas sacarlo de la jaula y jugar con él, o debas hacerlo desde la propia jaula.

La alimentación del agapornis roseicollis

La alimentación del agapornis roseicollis

La alimentación del agapornis roseicollis depende del estado en que se encuentre, y también de cómo lo hayamos criado. Así, puedes encontrarte con:

  • Agapornis roseicollis criado a mano (cría): en este caso necesitará alimentarse de una papilla que es la base de su alimentación. Esta la dará los nutrientes necesarios para crecer.
  • Agapornis roseicollis cría: en caso de que sean los padres los que críen a sus hijos, la alimentación correrá a cargo de los progenitores, que se encargarán de comer y regurgitar la comida para dársela a los pequeños.
  • Agapornis roseicollis adulto: Cuando son adultos, su alimentación se pasa en semillas y pipas, sino una de las principales el mijo blanco (o negro). Sin embargo, también se les deben dar alimentos húmedos, como frutas, verduras… En caso de las hembras, un aporte de calcio es imprescindible, sobre todo para la época reproductiva ya que, de ese modo, no se debilitan ni tienen problemas a la hora de expulsar los huevos (que puede ser peligroso para su vida).
  • Agapornis roseicollis adulto (criado a mano): Su alimentación es exactamente la misma que el anterior, pero, en la transición entre la papilla y la comida habitual, hay que pasar por una temporada de panizo, que es un mijo más blando que les ayuda a acostumbrarse a las semillas, aprender a partirlas, etc.

La reproducción del agapornis roseicollis

La reproducción del agapornis roseicollis

El agapornis roseicollis es uno de los pájaros más fácil de reproducir en cautividad. Pero solo lo harán si le proporcionas un nido y el llamado «pelo de cabra» para que lo construyan. Si no lo haces, por mucho que pongan huevos lo más seguro es que estos no estén «pisados», es decir, que no llevan crías.

En su hábitat natural, es la hembra la que se encarga de preparar el nido recogiendo trozos de corteza, ramas pequeñas, tallos de llantén… Una vez está hecho, normalmente en grietas u ocupando nidos que han dejado otros pájaros, tiene lugar el apareamiento.

La hembra pone entre 3 y 6 huevos, uno cada día, ya que no los pone todos de una vez. Normalmente lo hace a primera hora de la mañana. Esto hace que los pájaros nazcan con un día de diferencia, al cabo de unos 22 días. Al mes o mes y medio, esas crías empiezan a tener ya el plumage y, a los dos meses, serán totalmente adultos.

En cautividad, la reproducción es muy parecida. Será la hembra, junto al macho en algunas ocasiones, quien haga el nido (si le proporcionas pelo de cabra), y tendrá lugar el apareamiento que hará que la hembra deje entre 3 y 6 huevos. Normalmente estos sí son buenos, y tendrán una cría dentro, pero a veces puede ocurrir que no sea así. Tras 22-25 días empezarán a nacer las crías y los padres se ocuparán de ellas hasta que, a los 45 días aproximadamente, estas salgan del nido a explorar y comiencen a comer por sí solas.

Puede darse el caso de que los padres, o los hermanos, tiren del nido a alguna cría. Si está bien, y no es demasiado pequeña, puedes intentar convertirla en un agapornis papillero, es decir, criarlo a mano.

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