- Protestas vecinales en Maranchón contra macrogranjas avícolas cerca de zonas de cría del águila real.
- Avistamientos recientes de águilas reales en áreas donde se proyectan parques eólicos en Moixent y Montesa.
- Asociaciones y colectivos alertan de riesgos para la biodiversidad y participan en alegaciones y campañas de oposición.
- Las administraciones y la sociedad civil reclaman protección activa de los entornos donde habita el águila real.
El águila real es una de las especies de aves rapaces más emblemáticas de la Península Ibérica, pero su supervivencia depende en gran parte de la protección de los hábitats donde cría y se alimenta. En los últimos meses, diversas iniciativas de infraestructuras y actividades agrícolas e industriales han generado preocupación entre vecinos, organizaciones ecologistas y expertos en conservación. Todo ello ha motivado protestas, alegaciones y campañas para visibilizar los riesgos que afronta esta especie ante la transformación del territorio.
Vecinos y colectivos medioambientales han denunciado en varias ocasiones la proximidad de proyectos como parques eólicos y macrogranjas a zonas clave para la crianza y el vuelo del águila real en comunidades como la Valenciana y Castilla-La Mancha. Se teme que el incremento de infraestructuras en áreas de importancia para la biodiversidad pueda poner en jaque la estabilidad poblacional de esta rapaz y otras especies protegidas.
Preocupación ante los parques eólicos en Moixent y Montesa
En la comarca de la Costera, la instalación de decenas de molinos eólicos en parajes de Moixent y Montesa ha suscitado una fuerte reacción entre asociaciones y vecinos. Miembros de la Asociación Sotavento Sierra la Solana han documentado la presencia y los vuelos habituales no solo del águila real, sino también del águila perdicera, considerada aún más vulnerable. Puedes aprender más sobre la historia y protección de esta majestuosa ave en el pasado, presente y futuro del águila real en España.
Recientemente, se ha logrado grabar a un ejemplar de águila real sobrevolando el lugar exacto donde se plantea instalar uno de los aerogeneradores, lo que ha reforzado las críticas hacia el proyecto. La preocupación es mayor si se tiene en cuenta que, tras años sin registros de cría exitosa en la zona, se ha confirmado la nueva nidificación de una pareja en la sierra de Enguera, un hecho considerado esperanzador para la especie.
Estos parques eólicos, con torres que pueden alcanzar los 165 metros de altura y ubicaciones a escasos cientos de metros de viviendas y masías, se localizan dentro de un Área de Importancia para las Aves (IBA) reconocida por la presencia de rapaces mediterráneas. La cercanía de las infraestructuras al área de vuelo y nidificación del águila real ha sido uno de los motivos esenciales para las alegaciones presentadas en el Ministerio de Transición Ecológica por parte de organizaciones ambientales, ayuntamientos y propietarios afectados.
Movilizaciones en Maranchón contra macrogranjas cerca de zonas de cría
La preocupación por el impacto de nuevas actividades agroindustriales también ha movilizado a la población en localidades como Maranchón. Allí, más de un centenar de personas, entre vecinos y representantes de diversas plataformas, se han concentrado para mostrar su rechazo a la construcción de cinco macrogranjas avícolas en el Valle del Mesa. Estas instalaciones, según denuncian, se ubicarían en un área calificada como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) y reconocida por su valor natural.
Los manifestantes han alertado de que la fragmentación de los proyectos para evitar evaluaciones ambientales acumuladas podría tener consecuencias graves para la fauna local, en concreto para especies como el águila real, el buitre leonado y el alimoche. La posible contaminación de los acuíferos, el impacto de olores y el tráfico pesado en carreteras locales se suman a los argumentos esgrimidos para exigir una moratoria y replanteamiento de este modelo de desarrollo rural.
Esta movilización forma parte de una campaña que busca promover alternativas sostenibles como el turismo de naturaleza y la custodia del paisaje. A través de la instalación de carteles y la lectura de manifiestos, los participantes reclaman a las administraciones un papel más activo en la defensa del patrimonio natural y la biodiversidad.
Reacciones y exigencias de protección
La combinación de estos conflictos ha reavivado el debate sobre el equilibrio entre desarrollo económico y conservación de especies protegidas. Tanto los colectivos locales como organizaciones ecologistas y parte de la comunidad científica insisten en que la implementación de infraestructuras debe someterse a criterios rigurosos que prioricen la preservación de hábitats ocupados por aves amenazadas. Para entender más sobre la importancia de estos hábitats, puedes visitar más sobre la agbila real en la Península Ibérica.
En respuesta a la presión social, las autoridades han condicionado algunas obras públicas, como la ampliación de carreteras, para evitar su coincidencia con periodos de nidificación y cría del águila real y otras rapaces.
La creciente oposición a los proyectos que puedan alterar ecosistemas sensibles refleja que está cobrando fuerza una conciencia colectiva de responsabilidad sobre el futuro del águila real en España. Asociaciones, propietarios, representantes religiosos y ciudadanos reclaman mayor transparencia, participación y evaluación ambiental en la toma de decisiones sobre el territorio.
La protección del entorno natural y la biodiversidad es un reto compartido entre sociedad civil y administraciones, y la conservación del águila real, como símbolo de la riqueza natural de nuestros campos y sierras, requiere de esfuerzos conjuntos para garantizar su supervivencia para las generaciones futuras.
