Las lluvias y la conservación favorecen la presencia de caracoles en España

Última actualización: 1 agosto 2025
  • La alta humedad propicia una concentración inusual de caracoles en espacios urbanos.
  • Canarias logra reducir el número de caracoles endémicos en peligro crítico de extinción.
  • Nuevos datos y mapas permiten mejores estrategias para la protección de especies endémicas.
  • La aparición masiva de caracoles refleja ecosistemas más saludables por la reducción de pesticidas.

caracoles en España

La presencia de caracoles ha experimentado un auge notable en varias regiones de España a lo largo de los últimos meses. Este fenómeno no solo ha llamado la atención de los ciudadanos por las visibles agrupaciones en parques, árboles y mobiliario urbano, sino que también pone de manifiesto la importancia de mantener ecosistemas urbanos saludables y los avances en conservación de especies en peligro.

La conjunción de factores ambientales y iniciativas de protección ha marcado la diferencia en la situación de los caracoles terrestres españoles, especialmente en islas como Canarias y ciudades como Zaragoza, donde la aparición masiva de caracoles es percibida como un signo de equilibrio ecológico y de reducción de pesticidas.

Un verano marcado por la proliferación de caracoles

agrupaciones de caracoles

En Zaragoza, las concentraciones de «caracolilla blanca» han sorprendido a vecinos y paseantes, especialmente cerca del Canal Imperial y otras zonas urbanas. Estos pequeños moluscos, aunque abundantes y llamativos, no suponen ningún riesgo para la salud ni para las plantas, y su proliferación en farolas, árboles y postes responde a un fenómeno ambiental: la elevada humedad registrada tras una primavera y principio de verano con lluvias constantes. Para entender mejor estos procesos, puedes consultar nuestra guía sobre tipos de caracoles en España.

Según el área de Medioambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Zaragoza, la ausencia de pesticidas y productos químicos en los parques ha creado un entorno más favorable para la vida silvestre, facilitando que estos caracoles encuentren hábitats propicios para reproducirse y agruparse en superficies verticales. El fenómeno se asocia con el término francés escargatoires, utilizado para describir estas concentraciones puntuales.

De acuerdo con los últimos datos de la Agencia Estatal de Meteorología, el acumulado de precipitaciones ha superado la media habitual en un 13% durante el presente ciclo, con especial impacto en regiones del este y centro peninsular. Esto ha incrementado la humedad del terreno, creando condiciones ideales para el aumento de la población de caracoles.

La abundancia de caracoles, lejos de suponer un problema, es interpretada como un indicador positivo de recuperación ambiental urbana.

caracoles-1
Artículo relacionado:
Cría de caracoles en España: una alternativa rural que gana terreno

Recuperación y estado de los caracoles endémicos en Canarias

caracoles endémicos de Canarias

En el archipiélago canario se han registrados progresos en la conservación de caracoles terrestres endémicos gracias a la colaboración entre diversas instituciones científicas y administraciones públicas. Desde el Centro para la Supervivencia de Especies de la Macaronesia hasta la Universidad de La Laguna, junto a iniciativas cofinanciadas, se han podido revisar los listados de especies en situación de amenaza.

El balance es alentador: el número de especies clasificadas en peligro crítico se ha reducido, pasando de 30 a 28, tras una actualización exhaustiva de los datos. Trabajos de campo han permitido reclasificar algunas especies en categorías de menor amenaza. Por ejemplo, Hemicycla mascaensis (Tenerife) se sitúa ahora como «casi amenazada» y Monilearia arguineguinensis (Gran Canaria) baja a «en peligro».

Según declaró Javier Almunia, director de Loro Parque Fundación, la información recabada es esencial para ajustar estrategias de protección y asegurar la supervivencia de especies localizadas que, en muchos casos, enfrentan riesgos como la urbanización, invasores y pérdida de hábitat.

Las campañas de revaluación han permitido, además, el redescubrimiento de poblaciones que no se habían avistado en décadas y la elaboración de nuevos mapas de distribución para un seguimiento más preciso.

Situación particular en las islas

hábitats de caracoles en Canarias

Tenerife revisó siete especies endémicas, de las cuales solo una logró mejorar su estatus. Muchas siguen en peligro crítico, con amenazas como la urbanización y especies invasoras. Una de ellas, C. engonatus, no ha sido localizada desde mediados del siglo XIX y se considera posiblemente extinta. Para más detalles sobre especies en peligro, consulta nuestro artículo sobre especies en peligro en España.

En Gran Canaria, diez especies fueron sometidas a evaluación: dos mejoraron su situación y ocho permanecen en categoría de máximo riesgo, lastradas por la fragmentación del hábitat y actividades humanas. Dos especies, I. machadoi y C. tamaranensis, se consideran probablemente desaparecidas.

La Palma evaluó tres especies. Una mostró datos positivos gracias a la aparición de nuevas poblaciones, mientras que las otras no se han detectado desde el siglo XIX. En La Gomera, de nueve especies revisadas, dos mejoraron y otras empeoraron, siendo la depredación por caracoles invasores y la pérdida de hábitat problemas destacables.

El siguiente paso será formular recomendaciones específicas de conservación para las autoridades regionales, con el objetivo de proteger y mantener la biodiversidad insular en los próximos años.

Los últimos acontecimientos han situado a los caracoles como protagonistas tanto en paisajes urbanos como en programas de investigación y protección. La presencia de estas especies y la gestión efectiva de las endémicas reflejan la importancia de unas condiciones ambientales favorables y el impacto positivo de las políticas de conservación. La combinación de lluvias, la ausencia de productos químicos y los esfuerzos coordinados están permitiendo no solo que estas especies sobrevivan, sino que también se consoliden como parte esencial del patrimonio natural español.