- Más del 80 % de los arrecifes de coral han sufrido blanqueamiento desde 2023 debido al calentamiento global y fenómenos climáticos extremos.
- Las olas de calor marinas y El Niño agravan el aumento de temperatura, provocando la expulsión de algas simbióticas cruciales para los corales.
- El impacto ecológico y socioeconómico es enorme, afectando la biodiversidad y a las comunidades costeras que dependen de estos ecosistemas.
- La ciencia investiga la resistencia de “supercorales” y plantea estrategias para conservar los arrecifes, aunque sin mitigar emisiones globales no será suficiente.

El blanqueamiento de corales es un fenómeno alarmante que se está extendiendo rápidamente por los océanos del planeta. Desde principios de 2023, los expertos vienen advirtiendo sobre el aumento sin precedentes en la frecuencia e intensidad de este proceso, que ya ha impactado a más del 80 % de los arrecifes coralinos en todo el mundo. Las causas principales se encuentran en la combinación del calentamiento global y fenómenos naturales como El Niño, que han generado olas de calor marinas cada vez más potentes.
La situación está lejos de ser anecdótica o esporádica. Las evidencias científicas reunidas por instituciones como la Agencia Nacional de Observación Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) y expertos internacionales coinciden en que el blanqueamiento masivo representa una seria amenaza tanto para la salud de los arrecifes como para los numerosos servicios ecosistémicos que proporcionan. Se trata de un problema que afecta tanto a los océanos en su conjunto como a sectores económicos y sociales enteros en países costeros.
Las olas de calor marinas: el motor del blanqueamiento

Las olas de calor marinas se producen cuando la temperatura de la superficie marítima sube varios grados respecto a los valores habituales y se mantiene así durante días, semanas o incluso meses. Este fenómeno puede extenderse a grandes áreas y depende tanto de la debilidad de los vientos como de la poca profundidad en las capas superiores del agua. Además, factores climáticos como las oscilaciones en el Pacífico o el Atlántico, junto a El Niño, agravan la situación y pueden hacer que el agua desde la superficie hasta bastante profundidad presente la misma temperatura elevada.
Estas circunstancias se han intensificado en los últimos años debido al cambio climático. Los estudios muestran que el número de días con olas de calor marino ha aumentado significativamente en las últimas décadas, y todo indica que esta tendencia seguirá creciendo si las emisiones de gases de efecto invernadero no se controlan.
Cómo afecta el estrés térmico a los corales
Los corales tropicales viven en simbiosis con algas microscópicas llamadas zooxantelas. Estas algas, alojadas en los tejidos del coral, le otorgan sus colores y gran parte de la energía necesaria para sobrevivir. Sin embargo, cuando el agua supera ciertos umbrales de temperatura, los corales expulsan a sus simbiontes para intentar reducir el gasto energético. De esta manera, su esqueleto blanco queda expuesto, de ahí el término “blanqueamiento de corales”.
Habitualmente, si el episodio de calor es breve, los corales pueden recuperar a sus algas y volver a su estado original. Pero cuando la temperatura permanece alta durante mucho tiempo, el blanqueamiento se vuelve irreversible y los corales terminan muriendo. Esto tiene consecuencias graves para los ecosistemas marinos, ya que los arrecifes albergan hasta un cuarto de toda la biodiversidad oceánica y ofrecen protección costera, recursos alimentarios y atractivo turístico a millones de personas.
El Sistema Arrecifal Veracruzano en México ilustra esta problemática a nivel local. Allí, en los últimos años, temperaturas que superan con creces los promedios históricos han desencadenado episodios de blanqueamiento que amenazan a gran parte de la fauna marina asociada a los arrecifes.
Impacto ecológico y social: no solo corales en juego
La desaparición parcial o total de los corales no solo implica la pérdida de un entorno único en biodiversidad. Millones de personas dependen directamente de los arrecifes para su alimentación y para protegerse de la erosión costera. Además, sectores tan relevantes como la pesca y el turismo ven peligrar su estabilidad a medida que este fenómeno se intensifica.
En países como Australia, la Gran Barrera de Coral ha sufrido una pérdida de hasta un 30 % de sus colonias tras sucesivos episodios de blanqueamiento. Si la tendencia continúa y las temperaturas siguen subiendo, el 99 % de los arrecifes podría desaparecer antes de final de siglo, con consecuencias incalculables.
¿Son los supercorales la esperanza para el futuro?
Frente a este panorama inquietante, la investigación científica está centrada en descubrir soluciones que puedan revertir o al menos ralentizar el blanqueamiento masivo. Algunos equipos trabajan con los denominados supercorales, es decir, colonias que han desarrollado una tolerancia natural a temperaturas elevadas. Existen proyectos en la Polinesia Francesa y otras zonas donde se intenta comprender cómo estas especies resisten mejor el estrés térmico.
Otra línea de investigación plantea la posibilidad de un “blanqueamiento adaptativo”, donde los corales podrían llegar a albergar nuevos simbiontes más resistentes al calor. Se trata de una hipótesis esperanzadora, aunque todavía queda mucho por investigar y comprobar sobre su viabilidad a largo plazo.
Qué se puede hacer: medidas necesarias y retos pendientes
Las soluciones científicas, aunque prometedoras, no serán suficientes sin una reducción real de las emisiones globales de CO₂. Organismos como el IPCC advierten que es imprescindible disminuir al menos un 25 % las emisiones para 2030 respecto a los niveles de 2010 y alcanzar la neutralidad de carbono antes de 2070, si se quiere evitar un colapso casi total de los arrecifes coralinos.
Además de la mitigación climática, la financiación de la investigación, la implicación de comunidades locales y políticas de conservación más estrictas son pasos clave. Se exploran alternativas innovadoras como los trasplantes microbianos y el monitoreo continuo, especialmente en áreas protegidas como en el Golfo de México y otros arrecifes importantes. Sin decisiones políticas firmes y un esfuerzo coordinado a nivel internacional, estos ecosistemas seguirán en peligro.
La evidencia científica y las voces de expertos recalcan la urgencia del problema: el blanqueamiento de corales ya causa la desaparición de hábitats esenciales en los océanos, y aunque existen estrategias que dan cierto margen de esperanza, la clave pasa por tomar decisiones valientes que ayuden a estabilizar las temperaturas y proteger nuestro patrimonio marino antes de que sea demasiado tarde.