- El nuevo informe global concluye que los corales de aguas cálidas han superado su umbral térmico.
- El punto crítico se sitúa en torno a 1,2 °C de calentamiento; a 1,5 °C se perderían la mayoría de los arrecifes.
- Más del 80% de los arrecifes han sufrido estrés por calor y blanqueamientos masivos recientes.
- Se urge a recortar emisiones y proteger refugios coralinos antes de la COP30.

Los corales de aguas cálidas han pasado su línea roja climática, un umbral tras el cual el deterioro se acelera y la recuperación se complica. Según un amplio informe internacional, el sistema coralino ya está inmerso en un colapso funcional impulsado por el calentamiento del océano y por olas de calor marinas cada vez más frecuentes y duraderas.
Este diagnóstico llega en la antesala de la cumbre climática de Belém y recoge años de observaciones sobre blanqueamientos masivos, mortalidad a gran escala y pérdida de resiliencia. Los autores señalan que el planeta ha rebasado el nivel de calentamiento que los corales pueden soportar sin daños irreversibles, lo que abre una etapa que describen como «nueva realidad» para los ecosistemas marinos y las comunidades costeras.
Un informe internacional pone fecha al punto de no retorno

El Global Tipping Points Report 2025, coordinado por la Universidad de Exeter, reúne a más de 200 científicos de alrededor de 90 instituciones. Con un alto nivel de confianza, concluye que los arrecifes tropicales han cruzado su punto de inflexión climático y avanzan hacia un colapso funcional alimentado por el aumento de las temperaturas marinas.
Los responsables del estudio subrayan que no hablamos de un riesgo hipotético, sino de una situación ya en marcha. En palabras del equipo, los puntos de inflexión exigen respuestas más rápidas y específicas que las previstas por las políticas actuales, precisamente por su carácter abrupto y, en muchos casos, irreversible.
Un umbral térmico: del 1,2 °C a pérdidas masivas

El informe sitúa el punto crítico de los arrecifes en torno a 1,2 °C de calentamiento global respecto a la era preindustrial, cifra que ya se ha superado. A partir de ahí, los eventos de estrés térmico se multiplican y dejan menos margen para la recuperación entre olas de calor consecutivas.
Si el calentamiento alcanzara 1,5 °C, los modelos señalan que entre el 70% y el 90% de los corales se perderían. Los autores apuntan que, incluso estabilizando la temperatura en ese nivel, la degradación sería generalizada y solo persistirían pequeños refugios especialmente favorables.
Qué está ocurriendo bajo el agua: blanqueamiento y mortalidad

El estrés por calor interrumpe la relación simbiótica entre los corales y las microalgas que les aportan alimento y color. Bajo temperaturas elevadas y sostenidas, los corales expulsan esas algas, quedan pálidos (blanqueamiento) y se debilitan; si el episodio se prolonga, muchas colonias no sobreviven.
Desde 2016 se encadenan olas de calor marinas históricas, y en 2023-2024 se registró el evento de blanqueamiento global más extenso e intenso observado hasta la fecha, con más del 80% de los arrecifes bajo estrés térmico. Incluso durante La Niña de 2022, fase que suele traer aguas algo más frescas, la Gran Barrera de Coral sufrió blanqueamiento masivo.
Repercusiones para las personas y la economía azul

La degradación de los arrecifes reduce la biodiversidad, empobrece las pesquerías y disminuye la protección natural frente a tormentas. Como barreras físicas, los corales atenúan el oleaje y amortiguan daños en infraestructuras costeras; su pérdida incrementa el riesgo para millones de personas.
Se estima que alrededor de mil millones de habitantes dependen en mayor o menor medida de estos ecosistemas para alimento, ingresos y seguridad costera. Para la comunidad científica, el deterioro de los arrecifes ya se observa en decenas de países, con consecuencias directas sobre turismo, empleo y bienestar de comunidades litorales.
¿Qué puede evitar daños mayores? Mitigación y refugios
El consenso del informe es claro: hay que reducir con rapidez las emisiones de gases de efecto invernadero y acelerar la salida de los combustibles fósiles. Cada décima de grado evitada disminuye el riesgo de pérdidas adicionales y mejora las opciones de resiliencia local.
Además de la mitigación, se pide proteger los refugios coralinos que aún muestran resistencia, limitar presiones añadidas como la sobrepesca y la contaminación, y considerar soluciones de restauración allí donde sean viables. Algunas voces científicas apuntan que recortar el calentamiento hacia 1 °C y desplegar la eliminación de CO2 atmosférico serían pasos necesarios para recuperar parte de la funcionalidad perdida.
Otros sistemas al límite y el foco en la COP30

El informe identifica hasta 26 posibles elementos de inflexión en el sistema Tierra y describe interacciones mayoritariamente desestabilizadoras. Entre los más citados figuran la Amazonia, las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida Occidental, el permafrost ártico, los bosques boreales y la AMOC, que emerge como nodo clave en múltiples conexiones.
Junto a estas alertas, se destacan «puntos de inflexión positivos» ya en marcha, como la expansión de la energía solar y eólica, el auge del vehículo eléctrico o las bombas de calor. Aprovechar estas dinámicas, con políticas que aceleren las transiciones limpias, es determinante para alejar otros umbrales peligrosos y reforzar la resiliencia global.
La fotografía general es contundente: los arrecifes de coral de aguas cálidas han sobrepasado su límite térmico y afrontan un declive difícil de revertir. Aun así, reducir rápidamente las emisiones, proteger los refugios que quedan y escalar soluciones de restauración y captura de carbono puede limitar el daño, ganar tiempo y evitar que otros sistemas cruciales crucen sus propios puntos de no retorno.
