- Los coyotes son cada vez más visibles en áreas urbanas y suburbanas, especialmente en épocas de cría, aumentando la actividad y los encuentros con humanos y mascotas.
- Los ataques a mascotas, aunque poco frecuentes, pueden ocurrir durante la temporada de protección de cachorros, llamando a tomar precauciones extras.
- Las comunidades recurren tanto a la adaptación como a la modificación del entorno para reducir encuentros no deseados, a través de la educación y estrategias de manejo.
- La coexistencia segura es posible con medidas como la vigilancia de mascotas, el uso de elementos disuasivos y la reducción de posibles fuentes de alimento para los coyotes.

En los últimos años, la presencia de coyotes en barrios, parques y zonas urbanas se ha convertido en un fenómeno cada vez más común en distintas ciudades de Estados Unidos. Propietarios de viviendas y paseantes han empezado a notar la frecuencia con la que se dejan ver estos animales, sobre todo durante la temporada de cría, cuando los adultos se muestran especialmente protectores con sus cachorros. Este aumento en los avistamientos ha generado tanto preocupación como curiosidad, impulsando a comunidades y autoridades a buscar formas de convivir de modo seguro con esta especie salvaje.
El impacto de los coyotes en la vida cotidiana va desde encuentros pacíficos y anecdóticos hasta incidentes más serios, como ataques a mascotas. Las experiencias de los vecinos son variadas: algunos relatan situaciones tranquilas en las que los animales simplemente pasan por los jardines, mientras que otros han sido testigos de comportamientos más atrevidos, especialmente cuando los coyotes sienten la necesidad de defender a sus crías.
Comportamiento de los coyotes durante la temporada de cría

La época de cría es determinante para entender los comportamientos de los coyotes, tanto en zonas naturales como en entornos urbanos. Expertos en vida salvaje y proyectos de seguimiento como el Portland Urban Coyote Project han señalado que, durante este periodo, los adultos tienden a usar escoltas o seguimientos a personas y perros que se aproximan a sus madrigueras. Es un reflejo de su instinto natural de protección y, aunque los ataques son raros, sí puede aumentar la tensión en los encuentros.
En algunos barrios, se han reportado mordeduras y persecuciones a mascotas. Casos como el de una familia en Portland o el de un pequeño perro en Las Vegas evidencian el riesgo latente, sobre todo cuando los cachorros se encuentran cerca. Según datos recopilados, la mayoría de los encuentros no acaban en ataques, pero los dueños de animales domésticos han empezado a extremar precauciones utilizando correas cortas y evitando áreas donde los coyotes son más activos durante estas fechas.
Coyotes y convivencia con los vecinos
La adaptación de los coyotes a zonas habitadas no solo responde a la búsqueda de alimento, sino también a la disponibilidad de espacios adecuados para crear madrigueras. Los jardines con vegetación densa, como los arbustos de juníperos, pueden atraer a estos animales para criar a sus camadas. En Las Vegas, por ejemplo, vecinos han visto cómo una familia de coyotes ocupaba el jardín de un residente de avanzada edad, lo que llevó a la comunidad a buscar consejos y asistencia de autoridades de vida silvestre.
Las autoridades locales, como el Departamento de Vida Silvestre de Nevada, recomiendan sólo intervenir cuando los animales representan una amenaza real para las personas, y recuerdan que la remoción de coyotes suele acabar en su sacrificio debido a los riesgos sanitarios. Por su parte, organizaciones vecinales y expertos en fauna urbana sugieren modificar el entorno —como eliminar refugios vegetales y tapar agujeros— para evitar que los coyotes se instalen junto a las viviendas.
Consejos para evitar conflictos y proteger a las mascotas

Las recomendaciones de los especialistas pasan por mejorar la vigilancia sobre mascotas y niños, especialmente al amanecer y al anochecer, que son las horas de mayor actividad para estos animales. El uso de correas cortas y protectores para los perros —como chalecos con pinchos—, mantener a los gatos en el interior, eliminar fuentes de comida y basura accesible y modificar los hábitos de paseo pueden marcar la diferencia. Además, si ocurre un encuentro, es aconsejable hacer ruido o utilizar objetos disuasorios para mantener la distancia con los coyotes.
Vecinos que han sufrido incidentes comparten sus medidas de prevención: desde cambiar rutinas de paseo hasta invertir en dispositivos de seguridad como silbatos potentes o aerosoles repelentes. Es importante y entender que compartir el entorno con coyotes forma parte de la vida en muchas ciudades americanas.
La expansión de las áreas urbanizadas y la pérdida de espacios naturales obligan tanto a animales como a personas a encontrar un equilibrio. Comprender el comportamiento de los coyotes, sus ciclos biológicos y motivaciones ayuda a desmitificar su presencia y adoptar medidas que disminuyan los riesgos sin recurrir a la persecución ni al alarmismo excesivo.
Mediante estrategias de convivencia y la implicación de las comunidades en la educación y gestión del entorno, es posible disfrutar de la naturaleza urbana manteniendo la seguridad de personas y mascotas. Los coyotes continuarán formando parte del paisaje, y con pequeñas adaptaciones, la coexistencia puede ser satisfactoria tanto para ellos como para los habitantes de la ciudad.