- El ejército estadounidense utiliza coches teledirigidos con figuras de coyotes para ahuyentar aves.
- El método resulta más barato y eficaz que los robots sofisticados como Spot de Boston Dynamics.
- La iniciativa surge tras numerosos incidentes por impacto de fauna en bases aéreas.
- El sistema podría incorporar inteligencia artificial para una autonomía total en el futuro.

Las bases aéreas estadounidenses se enfrentan desde hace años a un problema recurrente: los accidentes provocados por colisiones con aves y otra fauna local. Para intentar minimizar estos riesgos, el ejército ha apostado por una solución tan ingeniosa como inesperada: utilizar vehículos teledirigidos equipados con figuras de coyotes a tamaño real que patrullan los aeródromos e intimidan a las especies que suponen un peligro para las operaciones de vuelo.
Esta medida, sencilla en apariencia, está dando resultados muy positivos. Los Coyote Rover, como se les ha bautizado, combinan velocidad y realismo gracias a la base de coches Traxxas X-Maxx sobre los que se sitúan réplicas realistas de coyotes, animales que suelen provocar el rechazo y el miedo en muchas aves. El efecto es inmediato: las bandadas optan por alejarse con mucha más rapidez de lo que lo hacían frente a otros dispositivos anteriores.
Las primeras pruebas de este sistema se desarrollaron en bases como la Naval Air Station Whiting Field, en Pensacola, o Fort Campbell, con una clara mejora respecto a métodos tradicionales. Ante la llegada del vehículo, las aves reaccionan huyendo, reduciendo el riesgo de colisiones durante maniobras de aviones y helicópteros, mientras que con otras herramientas, como el robot Spot, el éxito era muy inferior.
Por qué fracasan otros robots sofisticados
El caso del robot Spot de Boston Dynamics es paradigmático. Su coste, cercano a los 75.000 dólares, no se corresponde con su eficacia cuando se trata de disuadir animales. La principal debilidad reside en la lentitud de sus movimientos, que no deja a las aves suficientemente impresionadas como para desplazarse. En ocasiones, ni siquiera se inmutan cuando el robot las toca. Por el contrario, los Coyote Rover, que cuestan entre 2.500 y 3.000 dólares cada uno, obtienen mejores resultados a una fracción del precio.
Esta solución no sólo es más efectiva, sino también más económica y fácil de implementar en diferentes emplazamientos. El bajo coste y el sencillo mantenimiento la convierten en una alternativa viable para rutas aéreas con alta presencia de fauna.
Un reto de seguridad persistente en la aviación militar
La presencia de aves cerca de las pistas supone un auténtico quebradero de cabeza para la seguridad militar. Entre 2007 y 2016 se contabilizaron más de 45.000 incidentes relacionados con fauna que causaron pérdidas económicas superiores a los 250 millones de dólares. En 2014, por ejemplo, una colisión con una bandada de gansos costó la vida a cuatro militares tras el siniestro de un helicóptero.
Durante años, el cuerpo especializado BASH (Bird/Wildlife Aircraft Strike Hazard) ha probado desde halcones adiestrados hasta radares para detectar aves, pero sin lograr la eficacia continuada deseada. Ahora, los Coyote Rover suponen un avance por su gran capacidad de disuasión y por ser fácilmente replicables si dan resultados óptimos en distintas ubicaciones.
La próxima fase del proyecto contempla incluir sistemas de inteligencia artificial y sensores, para que los vehículos se desplacen de manera autónoma y sean capaces de volver solos a sus puntos de recarga tras patrullar. Esta autonomía permitiría que funcionasen de forma continuada sin requerir la vigilancia constante de operarios. Además, se está estudiando adaptar estos sistemas para que sigan funcionando en terrenos complicados o bajo condiciones ambientales adversas.
Este enfoque innovador en la gestión de riesgos a través de figuras de coyotes y movilidad teledirigida está demostrando ser más efectivo que los robots de última generación, al menos para el control de fauna en bases aéreas. La reducción de incidentes, su bajo coste y la facilidad para extender esta tecnología a otros aeródromos convierten esta iniciativa en uno de los recursos más prometedores para la protección de infraestructuras críticas frente a riesgos naturales provocados por animales.