Fósiles de Dinosaurios

Los fósiles de dinosaurios dan mucha información

Hoy en día todo el mundo puede hacerse una imagen de los gigantescos reptiles que habitaban la tierra hace millones de años: Los dinosaurios. ¿Pero cómo ha llegado la ciencia a describir de forma tan precisa a estos titanes? ¿Hasta qué punto son exactas estas descripciones? Las respuestas a estas preguntas las facilitan los fósiles de los dinosaurios, que son básicamente restos de organismos.

El origen de la palabra «fósiles» es el latín «fossilis», que traducido significa «excavado». Los restos excavados de animales prehistóricos se conservan en las rocas sedimentarias. No obstante, su composición pudo haberse visto afectada por transformaciones o deformaciones, ligeras e intensas. La ciencia encargada de estudiar los fósiles se llama Paleontología. Dentro de esta, existen diferentes ciencias especializadas: La paleobiología estudia los organismos prehistóricos, la biocronología estudia el tiempo en el que vivieron los organismos y la tafonomía se encarga de los procesos implicados en la fosilización.

Tipos de fósiles

La ciencia que estudia los fósiles de dinosaurios es la Paleontología

En la actualidad se conocen muchos tipos diferentes de fósiles, siendo los estromatolitos los más antiguos. Sin embargo, los fósiles más habituales son partes de caracoles, huesos o ammonoidea que se han transformado en piedra. Muchos de estos restos conservan los detalles originales, como espacios pequeños y poros, que se llenan de minerales con el paso del tiempo.

Generalmente, los fósiles muestran únicamente las partes duras del organismo, como por ejemplo caparazones, huesos o troncos de árboles. Sin embargo, pueden llegar a fosilizarse tejidos blandos si el animal o la planta han quedado enterrados en un tipo especial de lodo con un nivel bajo o ausente de oxígeno.

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Los casos más espectaculares de fósiles hallados son los mamuts lanudos. De estos mamíferos prehistóricos se hallaron especímenes completos en suelos congelados. Además, la carne de estos gigantes estaba tan congelada, que se podría decir que es comestible tras 20 mil años. Se consideran fósiles más recientes aquellos que pertenecen a organismos que habitaban la tierra durante la última glaciación, hace unos 13 mil años. Los restos de épocas posteriores, como el Neolítico y la Edad de los Metales, son denominados subfósiles.

Icnofósiles

Los icnofósiles son impresiones en roca de huellas, nidos, huevos y excrementos

Los icnofósiles pertenecen al estudio de la Paleoicnología. Se trata de restos de huellas, nidos, huevos, deposiciones y otros tipos de impresiones. Al tener características propias, se pueden clasificar en parataxones: icnoespecies e icnogéneros. Los parataxones son agrupaciones de pistas fósiles según las propiedades que pueden tener en común, como la estructura, funcionalidad o tamaño, entre otros. Así pues, es posible clasificar el organismo del fósil en un grupo biológico o taxón superior.

Existen varias interpretaciones de los icnofósiles:

  • Etológica: Es la responsable de estudiar lo que puedo ser el comportamiento del organismo.
  • Filogenética: Se encarga de los parataxones y determina el tipo de organismo.
  • Tafonómica: Estudia la posición original del organismo y los procesos tafonómicos por los que ha podido pasar.
  • Paleoecológica: Esta se estudia mediante el conjunto de icnofósiles hallados en un mismo lugar.
  • Sedimentológica: Analiza la formación y las condiciones ambientales que pudo haber sufrido.

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Dentro de los fósiles de dinosaurios, los hallazgos de nidos y huevos han sido un gran descubrimiento. Gracias a ellos, los paleontólogos han podido deducir qué dinosaurios vivían en manadas, cuáles no, y cuántas crías podían llegar a tener.

Microfósiles

Los microfósiles son todos aquellos demasiado pequeños como para ser estudiados por el ojo humano. Existen dos maneras de diferenciar los restos tan diminutos de procariotas y eucariotas. Por lo general, el tamaño de los procariotas es menor que el de los eucariotas. Además, los eucariotas suelen tener formas más complejas, ya que tienen un citoesqueleto.

Resina fósil

En la resina fósil se suelen ver insectos y pequeños animales que han quedado atrapados en la resinad e los árboles prehistóricos

La resina fósil, también conocida como ámbar, ha sido hallada por todo el mundo. Es resina fosilizada de los árboles que existían hace millones de años. El ámbar tiene aspecto de piedra amarillenta que guarda un fósil en su interior. Normalmente se trata de pequeños animales, como los insectos, que en su día quedaron atrapados en la resina.

A la mayoría les sonará este tipo de fósil, ya que tiene cierto protagonismo en la saga de «Parque Jurásico». Tanto en las novelas como en las películas, un mosquito atrapado en ámbar es la fuente de ADN para crear a los dinosaurios. Más adelante comentaremos este método de extracción de ADN en fósiles.

Pseudofósiles

Los pseudofósiles más comunes son los del amonite

Mediante diversos procesos geológicos, las formas de los organismos han quedado visibles como patrones en las rocas, denominados pseudofósiles. Estos restos son fáciles de malinterpretar y han causado bastantes controversias en el mundo de la Paleontología. Sin embargo, existen algunos lo bastante bien conservados como para ver claras estructuras corporales de organismos. Un ejemplo para ello son los fósiles de dinosaurios marítimos como el amonite, que aparece en la imagen de arriba.

Fósil viviente

Este término informal se utiliza para referirse a especies vivas que poseen una gran similitud con especias extintas. Un ejemplo para este caso es la Lingula, que es un braquiópodo que existe a día de hoy, pero cuyos restos fósiles datan del Cenozoico. El celacanto es otro ejemplo. Se ha encontrado este pez en el año 1938 en las costas de África, cuando se daba por hecho que se había extinguido hace 70 millones de años.

Fósiles con ADN

Se ha intentado clonar al mamut lanudo mediante el ADN de los fósiles encontrados

Investigaciones recientes señalan que es posible extraer restos de ADN que se encuentran en los fósiles y amplificarlos con PCR. A día de hoy ya se han realizado experimentos con secuencias de ADN de mamut, de neandertal, de varias plantas y de bacterias. Mediante el ADN fósil se podrían determinar relaciones filogenéticas entre diferentes taxones y sus tasas de mutación. Sin embargo, siguen existiendo controversias acerca de la fiabilidad de los procedimientos que se han utilizado.

Como ya hemos visto y leído en la saga de «Parque Jurásico», extraen el ADN de los dinosaurios de un mosquito chupasangre que quedó atrapado en la resina de un árbol hace millones de años. No obstante, este método no es viable, al menos para el fin que proponen en la saga. Científicos han conseguido extraer sangre de los propios insectos atrapados en el ámbar, no de otros animales.

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Sin embargo, existen otros métodos de extracción, como la de cristales en huesos. En algunas ocasiones se forman cristales en los huesos. Estos cristales pueden contener ADN que, según los expertos, se encuentra en un estado relativamente bueno. Finalmente queda por mencionar la extracción directa del fósil. Según científicos argentinos, el ADN se mantiene en los restos, aún habiendo pasado millones de años. Por lo tanto, debería ser factible extraer muestras de ADN de fósiles de dinosaurios.

La importancia de los fósiles en la ciencia

Los fósiles de dinosaurios más conocidos son los del Megalosaurio, Tiranosaurio Rex e Iguanodon

A parte de la paleología, los fósiles son muy importantes en otros campos, como la biología evolutiva o la geología. Mediante las información que tenemos a día de hoy de la evolución de las especies, se pueden datar las capas del terreno según el grado de conservación y el grupo taxonómico al que pertenecen los fósiles. Gracias a estos restos prehistóricos se han podido determinar la mayoría de unidades y divisiones de las escalas cronológicas utilizadas en estratigrafía. Además, los fósiles aportan información acerca de la evolución de las rocas.

La investigación de fósiles se sigue realizando, cada vez con técnicas de análisis más modernas. Estas pueden llevar a observaciones nuevas que hacen que los expertos se replanteen teorías y especulaciones previas.

Los fósiles de dinosaurios más importantes

De los fósiles de dinosaurios, el del Tiranosaurio Rex llamado Sue es el mejor conservado

Son varios los fósiles de dinosaurios que han marcado la paleontología. Entre ellos se encuentra el fósil del Megalosaurus. Fue el primer fósil en ser hallado en el año 1676 y, por lo tanto, el primero en ser reconocido como un dinosaurio. Inicialmente los descubridores pensaron que se trataba de huesos de humanos gigantes. En el año 1824, William Buckland descubrió una mandíbula inferior, varias vértebras y otros restos que seguramente no eran del mismo individuo, pero que hicieron descartar la teoría de humanos gigantes y dieron pie a la denominación de los dinosaurios.

Entre los fósiles de dinosaurios más importantes no puede faltar Sue. Se trata del fósil del Tiranosaurio Rex más grande y completo que se ha hallado. A parte de haber encontrado un 90% de los huesos pertenecientes a este individuo, es uno de los esqueletos mejor conservados. Su nombre se lo debe a su descubridora: Sue Hendrickson. Encontró fósiles de este ejemplar en el año 1990. Se especula que alcanzó su tamaño máximo a los 19 años y que murió a los 28 años. En la misma cantera se descubrieron restos de otros Tiranosaurios Rex más pequeños. Este hallazgo hizo suponer que este gigante carnívoro pudo haber vivido en manadas.

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Finalmente queda por destacar el segundo de los fósiles de dinosaurios que fue descubierto: El Iguanodon. Recibió su nombre por Gideon Mantell y significa «diente de iguana». Este herbívoro de cráneo grande podía andar sobre cuatro patas o sobre las dos patas traseras. Incluyendo la cola, podía alcanzar una longitud de 13 metros.

En conclusión podemos decir pues que es gracias a los fósiles que tenemos tantísima información acerca de estos organismos prehistóricos. Nos han ayudado a conocer mejor las épocas posteriores a nosotros, las capas de la tierra y la evolución geológica, animal y ambiental que ha vivido este mundo. Lo más interesante seguirá siendo que, a pesar de todo, la mayoría de las especies que han existido se desconocen, razón que nos lleva a pensar que habrán futuros descubrimientos. Nuestros conocimientos del pasado, todavía no han llegado a su fin.

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