- El equipo argentino identificó Huayracursor jaguensis en la Quebrada de Santo Domingo, a más de 3.000 msnm.
- El fósil, del Triásico tardío (≈230–225 Ma), se sitúa entre los dinosaurios más antiguos conocidos.
- Presenta cuello alargado y mayor tamaño en fases tempranas; pertenece al grupo Bagualasauria.
- El hallazgo, publicado en Nature, abre una nueva región triásica y proyecta futuras exploraciones.
La paleontología suma una pieza clave en el noroeste argentino: un equipo ha recuperado en la quebrada de Santo Domingo el esqueleto casi completo de un dinosaurio de cuello largo, bautizado Huayracursor jaguensis, fechado en torno a 230 millones de años. Este registro lo coloca entre los dinosaurios más antiguos documentados, en los orígenes del reinado de estos animales.
El yacimiento se ubica en la Precordillera de La Rioja, a más de 3.000 metros de altitud, un entorno exigente por el frío nocturno, el viento y el aire enrarecido. La relevancia del estudio ha sido reconocida con su publicación en la revista Nature, subrayando la importancia científica y la excepcional preservación del material.
Un hallazgo excepcional en la Precordillera de La Rioja

La investigación estuvo a cargo de especialistas del CONICET vinculados al CRILAR (La Rioja), al Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” (MACN), a la UNLaR, la UNLP y el CICTERRA-UNC, entre otras instituciones. El área occidental riojana donde trabajaron había permanecido prácticamente inexplorada, y ahora se revela como un nuevo foco triásico de gran interés.
Los análisis estratigráficos y sedimentológicos indican que los terrenos triasicos de la Precordillera Norte forman parte de una cuenca que evolucionó de manera independiente respecto a otras del suroeste de Gondwana. Este contexto geológico abre la puerta a ampliar las campañas hacia el oeste, con el objetivo de localizar más fósiles en la cordillera de los Andes.
Las condiciones de campo fueron especialmente duras: altura superior a 3.000 msnm, cambios bruscos de temperatura y vientos constantes. A pesar de ello, las prospecciones a lo largo de la última década han sacado a la luz una fauna variada del Triásico, con abundantes vertebrados tempranos además de dinosaurios.
Hasta hace poco, las faunas de esa edad se concentraban en regiones clásicas como Ischigualasto (San Juan), Cerro Las Lajas (sur de La Rioja) y el estado de Rio Grande do Sul (Brasil). El nuevo enclave de Santo Domingo amplía el mapa de los yacimientos triásicos sudamericanos y multiplica las posibilidades de descubrimientos.
Qué es Huayracursor jaguensis y por qué importa

Huayracursor es un sauropodomorfo primitivo, el linaje de herbívoros que millones de años después daría lugar a gigantes como Argentinosaurus y Patagotitan. El análisis filogenético lo sitúa en el clado Bagualasauria, con afinidades a Bagualosaurus de Brasil, pero con rasgos propios que refuerzan su singularidad evolutiva.
Entre los atributos más notables, los investigadores destacan la combinación temprana de un cuello notablemente alargado y un tamaño corporal mayor que el de otros dinosaurios coetáneos. Esta aparición sincrónica de dos rasgos clave ayuda a reescribir el tempo de la evolución de los sauropodomorfos.
La preservación del ejemplar es excepcional: se recuperaron partes del cráneo, una serie vertebral continua hasta la cola y extremidades anteriores y posteriores prácticamente completas. Por su integridad y antigüedad, el esqueleto se perfila como referencia para estudiar la fase inicial de la evolución de los dinosaurios.
Las dataciones sitúan a la especie en el Triásico tardío (≈230–225 millones de años), un momento de grandes cambios en los ecosistemas terrestres marcado por la diversificación de los primeros dinosaurios y los precursores de los mamíferos.
Anatomía, medidas y comparaciones
Las estimaciones apuntan a que un individuo adulto mediría en torno a dos metros de longitud y pesaría aproximadamente 18 kilos, casi el doble que otros dinosaurios primitivos de Argentina como Eoraptor lunensis. Este salto de tamaño, unido al cuello alargado, encaja con la hipótesis de una transición más temprana de lo que se pensaba.
El conjunto de huesos recuperados incluye vértebras cervicales con elongación marcada, así como fémur, tibia y metatarsos bien preservados. Estas piezas permitieron comparar en detalle la anatomía locomotora y del cuello con una amplia muestra de especies triásicas.
Para encajar el nuevo taxón en el árbol evolutivo se procesaron matrices con más de 400 caracteres en casi 90 especies, resultado que lo ubica como pariente próximo de formas brasileñas pero con un mosaico de rasgos diagnósticos propios.
El nivel portador corresponde a la Formación Santo Domingo, con capas de areniscas triásicas de la quebrada homónima (departamento de Vinchina). Este marco sedimentario explica la excelente preservación y la articulación del esqueleto.
El equipo, próximos pasos y difusión pública
En el trabajo participaron, entre otros, Martín Hechenleitner (CRILAR), Agustín Martinelli (MACN), Sebastián Rocher (UNLaR), Malena Juarez (CRILAR), Lucas Fiorelli (CRILAR), Jeremías Taborda (CICTERRA-UNC) y Julia Desojo (UNLP), un equipo multidisciplinar con fuerte presencia del CONICET.
Los investigadores planean extender las exploraciones hacia la cordillera para localizar nuevos niveles triásicos en cuencas todavía poco estudiadas. El potencial de esta región sugiere que podrían aflorar más fósiles clave para entender los orígenes de los dinosaurios.
Con fines educativos y de divulgación, el CRILAR ha desarrollado réplicas del esqueleto y una reconstrucción en vida a tamaño real, modelada digitalmente e impresa en 3D, mientras que el MACN de Buenos Aires prevé exhibir una réplica del montaje óseo.
Desde el ámbito local se impulsa la creación de un Centro de Interpretación en la quebrada, infraestructura pensada para apoyar las campañas científicas y favorecer el turismo responsable, según señaló el Ministerio de Turismo y Cultura riojano.
Este hallazgo en Santo Domingo no solo pone nombre a Huayracursor jaguensis; también reubica a La Rioja en el mapa mundial del Triásico, aporta un esqueleto excepcional por su integridad y edad, y confirma que el cuello largo y el aumento de tamaño emergieron antes y de forma coordinada en los sauropodomorfos.
