Megalania

Megalania fue el lagarto terreste más grande que haya existido.

La Megalania prisca, también conocida como Varanus priscus, es un lagarto grande extinto de la familia Varanidae. Vivió hace 40 mil a 30 mil años durante el Pleistoceno, en las sabanas y zonas áridas de Australia. Fue el lagarto terrestre más grande que ha habitado la tierra. A pesar de considerarse un animal extinto, existen rumores que indican su supervivencia en la actualidad.

Su nombre proviene del griego. «Mega» se puede traducir como «grande», «elania» como «deambular» ,y prisca como «antiguo». El nombre «Megalania» significa pues «gran errante antiguo». Sin embargo, esta denominación creó algo de confusión, ya que «elania» se puede confundir con una palabra similar del latín («lania»), que significa «carnicero». Por ello surgieron varias traducciones erróneas en las que denominaban a este enorme lagarto «gran carnicero antiguo».

Descripción de la megalania

El mordisco de Megalania era venenoso

Se han encontrado muy pocos fósiles de este animal y no se ha llegado a completar ningún esqueleto. Por ello, es difícil decir con exactitud el tamaño que podría alcanzar este réptil. Inicialmente se pensaba que podía alcanzar una longitud de 7 metros y un peso de 600 a 620 kilogramos. Estudios más rigurosos y recientes han determinado otros datos que no coinciden con los anteriores. Stephen Wroe especuló en el año 2002 que la megalania era más pequeña de lo que se había llegado a decir. Pensó que podría alcanzar una longitud máxima de 4,5 metros y un peso máximo de 331 kilogramos.

En el año 2004, Ralph Molnar estipuló un rango potencial de tamaños de este animal. Para ello determinaba la relación que podía existir entre la longitud corporal y la longitud de la vértebra dorsal. Después extrapolaba los tamaños basándose en las vértebras dorsales. Es decir: Si tenía una cola larga y delgada como el varano arborícola, podía alcanzar hasta 7,9 metros de longitud. En cambio, si las proporciones entre cola y cuerpo eran más parecidas a las del dragón de komodo, su longitud máxima podría alcanzar hasta 7 metros. Tomando como referencia este último dato, calculó que el peso máximo de la megalania debieron ser 1940 kilogramos, siendo 320 kilogramos el promedio mínimo.

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Anatomía

Dependiendo del espécimen, el cráneo de este gran lagarto tenía una longitud de unos 75 centímetros. La dentadura era muy similar a la de otros reptiles carnívoros, con dientes curvados hacia atrás y serrados. Sin embargo, destacaban mucho sus dientes delanteros, que eran extrañamente grandes en relación a su cuerpo y en comparación con otros varanos. Se supone que los utilizaba para sujetar a su presa, antes de desgarrarla. La megalania podía desencajar la mandíbula inferior, gracias a una articulación especial. Esto le posibilitaba tragar trozos de carne más grandes que su cabeza.

Además, por la forma que tenían sus dientes se sospecha que era un animal venenoso, al igual que el dragón de komodo. No obstante, utilizaba otro tipo de veneno para matar a sus presas. Este reptil no lo inyectaba, si no que su boca era un foco de bacterias tóxicas para otros animales. Cuando mordía a su presa, infectaba la herida con dichas bacterias, lo que acababa afectando a la víctima en muy poco tiempo.

Al igual que pasa con otros varánidos, las patas de la megalania eran acodados, por lo que su vientre casi tocaba el suelo. Este rasgo la hacía muy lenta, pudiendo alcanzar una velocidad máxima de 20 kilómetros por hora, parecido al ser humano. Poseía cinco dedos con garras afiladas, para desgarrar a sus presas. Además, se especula que este lagarto podía permanecer a dos patas durante un corto periodo de tiempo, probablemente para ver a sus presas más distantes.

Los sentidos de la megalania

Megalania tenía una lengua bifida

Mediante estudios del cráneo y comparaciones con lagartos actuales, se ha podido averiguar mucho acerca de los sentidos de la megalania. La visión, por ejemplo, la tenía muy reducida. Esto se pudo deducir gracias al tamaño pequeño de sus órbitas oculares. Al igual que el dragón de komodo, se supone que podía ver en color y que su visón era térmica, lo que significa que podía ver el calor que desprendían otros seres vivos. Esta característica es muy útil a la hora de buscar presas entre la vegetación.

Sin embargo, el rasgo más importante de este animal era su olfato. Se supone que su lengua era bífida, lo que quiere decir que estaba dividida en dos, como es el caso en serpientes. Un ejemplo de ello podemos ver en la imagen de arriba. Esto le servía para detectar la ubicación de la presa, ya que este tipo de lengua detecta la dirección de la cual provienen las partículas de olor. Se piensa que, si se ponía a dos patas, podía rastrear animales a más de un kilómetro de distancia. De esta forma podía acercarse a sus presas sin que estas lo supieran.

Comportamiento

Debido a las dimensiones de la megalania, es fácil pensar que pudo haberse alimentado de animales medianos y grandes, mamíferos, otros reptiles y aves. Se supone que estos gigantescos reptiles eran muy territoriales, por lo que era frecuente que lucharan con otros animales diferentes e incluso de su misma especie. Entre los depredadores más destacados con los que compartía hábitat se encuentran el león marsupial y el quinkana. Este último era un cocodrilo que tenía el mismo tamaño y una forma de vida parecida a la megalania, por lo que sus enfrentamientos eran bastante habituales.

Extinción y rumores

Megalania tiene muchas similitudes con el dragón de komodo

La extinción de este gran lagarto se debe a incendios provocados por el ser humano. Debido al fuego, muchos animales morían y los pocos que sobrevivían eran cazados por el hombre, dejando a grandes depredadores como la megalania sin alimentos. No obstante, algunos animales más pequeños consiguieron sobrevivir a aquella época, como por ejemplo los varanos australianos.

Algunos científicos han jugado con la idea de «resucitar» a la Megalania, formando un embrión con un pariente cercano vivo, como podría ser el dragón de komodo (imagen de arriba). A partir del huevo que saldría de esa mezcla, se podrían volver a crear una población de estos reptiles. Sin embargo, es muy improbable que se pueda llegar a hacer tal cosa. Como habitaba desiertos, no se han llegado a encontrar muestras de ADN lo bastante bien conservadas.

Existen personas que afirman haber visto megalanias en Nueva Guinea y Australia, pero todos estos avistamientos fueron después de haber hallado los primeros restos de este lagarto, por lo que seguramente sean falsos.

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