- Un estudio con el fósil “Dueling Dinosaurs” respalda a Nanotyrannus como género distinto de T. rex.
- El ejemplar presenta madurez esquelética (EFS), más dientes y brazos mayores que T. rex.
- Se propone un clado cercano al linaje de T. rex y se reconocen dos especies: N. lancensis y N. lethaeus.
- El hallazgo obliga a revisar décadas de investigaciones sobre crecimiento y ecología de los tiranosaurios.

Una nueva investigación ha aportado evidencias de peso para resolver un debate que llevaba décadas enfrentando a los paleontólogos: si los restos atribuidos a Nanotyrannus eran en realidad de un joven T. rex o si estábamos ante un depredador distinto. Con el análisis de los célebres “Dueling Dinosaurs” hallados en Montana, el equipo firmante en la revista Nature sostiene que el pequeño tiranosaurio no era un adolescente de T. rex, sino un adulto de otra especie.
Las implicaciones no son menores: numerosas investigaciones sobre crecimiento, biomecánica y dieta de T. rex han usado materiales que ahora podrían pertenecer a Nanotyrannus. Varios expertos europeos y estadounidenses coinciden en que habrá que revaluar datos y clasificaciones, y que la diversidad de tiranosaurios al final del Cretácico fue más alta de lo que se pensaba.
Qué desvela el fósil de los “dinosaurios en duelo”

El conjunto bautizado como “Dueling Dinosaurs” conserva entrelazados los esqueletos de un ceratópsido y un pequeño tiranosaurio de la Formación Hell Creek (Montana). Según el nuevo análisis, ese tiranosaurio es un adulto de Nanotyrannus lancensis, no un juvenil de T. rex. La pieza, excavada originalmente en 2006 y actualmente preparada en el North Carolina Museum of Natural Sciences, ha permitido estudiar con un detalle inusual la anatomía y el estado de desarrollo del animal.
Las láminas finas de hueso revelan un sistema fundamental externo (EFS) con anillos de crecimiento apretados, un indicador clásico de que el individuo había terminado su desarrollo. Además, los autores reportan signos de fusión vertebral y otros rasgos que apuntan a madurez. El ejemplar tendría cerca de 6 metros de longitud y una masa muy inferior a la de un T. rex adulto, cerca de la décima parte.
La escena de combate fosilizada, con lesiones en ambos animales, ofrece una estampa excepcional de las interacciones depredador-presa en los últimos compases del Cretácico. A juicio del equipo, el “duelo” no solo preserva un momento dramático, sino también pistas anatómicas clave para separar a Nanotyrannus del linaje de T. rex.
Rasgos anatómicos que separan a Nanotyrannus de T. rex
Los análisis por imagen de alta resolución del cráneo muestran que Nanotyrannus poseía más alveolos dentales que T. rex de cualquier edad, además de recorridos distintos para los nervios craneales y los senos. Son características fijadas muy pronto en el desarrollo y que no cambian con el crecimiento, lo que refuerza la hipótesis de que no se trata del mismo animal en fase juvenil.
También hay diferencias en la cola y las extremidades. Mientras T. rex suele contar con alrededor de 40 vértebras caudales, el ejemplar estudiado de N. lancensis presenta unas 35. Los brazos de Nanotyrannus son proporcionalmente más robustos y funcionales que los célebres y reducidos miembros anteriores de T. rex, con manos grandes y garras aptas para la captura de presas.
En conjunto, la morfología dibuja a un depredador más esbelto, veloz y ágil que el “rey” de los tiranosaurios, cuya estrategia se basaba en un cráneo masivo y una mordida devastadora. La combinación de EFS, anillos de crecimiento y rasgos craneales invariables con la edad sustenta la condición adulta del individuo de Hell Creek y su separación taxonómica.
Un árbol evolutivo con ramas nuevas
La matriz filogenética situó a Nanotyrannus en un clado próximo al linaje de T. rex (propuesto como Nanotyrannidae), posiblemente con origen en el este de Norteamérica. Además, el trabajo contrasta el “duelo” con el cráneo histórico del Cleveland Museum of Natural History y con el famoso ejemplar “Jane”, ambos de Hell Creek, para afinar su clasificación.
Los autores confirman que el tiranosaurio de los “Dueling Dinosaurs” corresponde a la misma especie que el cráneo que definió Nanotyrannus en los años 80: N. lancensis. En paralelo, proponen que “Jane” representa una segunda especie, Nanotyrannus lethaeus, de tamaño algo mayor y con diferencias en el patrón de senos del paladar y en huesos de la región orbital.
La convivencia de dos tiranosaurios de nicho distinto en la misma región no sería inédita: en Asia, Tarbosaurus y Alioramus compartieron ecosistemas, una analogía citada por especialistas que ven coexistencia y partición trófica como escenario plausible para Hell Creek.
¿Y qué pasa con “Jane” y las voces cautas?
La propuesta de elevar a “Jane” a nueva especie ha recibido respuestas matizadas. Algunas paleontólogas que han estudiado el material señalan que el ejemplar era juvenil y piden más fósiles comparables antes de fijar su estatus. Otros aceptan sin reservas la adultez del tiranosaurio del “duelo”, pero discrepan sobre su posición exacta en el árbol o sobre la validez de una segunda especie.
Aun con esas cautelas, crece el consenso en que el tiranosaurio de los “Dueling Dinosaurs” no es un joven T. rex, sino un adulto pequeño de Nanotyrannus. Este giro abre un nuevo frente: si muchos esqueletos menudos no son juveniles de T. rex, entonces faltan auténticos juveniles de ese linaje por identificar en el registro fósil.
Impacto en Europa y necesidad de revisar estudios
En el ámbito europeo, especialistas con base en el Reino Unido han valorado positivamente la solidez de las pruebas, a la vez que reclaman prudencia en puntos concretos. Para museos y grupos de investigación de España y el resto de Europa, el trabajo obliga a revisar bases de datos y comparativas anatómicas que mezclaban materiales de Nanotyrannus con T. rex, con efectos en hipótesis sobre crecimiento, locomoción y ecología.
La validación de Nanotyrannus también sugiere que la diversidad de depredadores en el tramo final del Cretácico fue mayor de lo supuesto, en línea con otras señales de que los dinosaurios mantenían una alta riqueza de especies poco antes del impacto del asteroide. Se anticipa un incremento de reanálisis y de nuevas prospecciones para completar la serie ontogenética de T. rex.
Preguntas abiertas y próximos pasos
La prioridad pasa por localizar y describir, con criterios inequívocos, juveniles de T. rex que permitan separar con nitidez crecimiento de evolución. Al mismo tiempo, se reexaminarán pequeños tiranosaurios de colecciones públicas y privadas para detectar posibles Nanotyrannus “ocultos” bajo etiquetas antiguas.
Quedan por explorar elementos del propio conjunto de los “Dueling Dinosaurs”, desde las lesiones registradas hasta la posible preservación de tejidos blandos. Con una muestra fósil aún limitada y debates taxonómicos en marcha, cada nuevo hallazgo puede mover el tablero con rapidez, pero el núcleo de evidencias sitúa ya a Nanotyrannus como un actor con identidad propia.
Con un espécimen adulto que muestra madurez esquelética, dentición más numerosa, senos y nervios craneales distintos, menos vértebras caudales y brazos más desarrollados, el caso a favor de Nanotyrannus como género válido gana tracción y reorienta cómo entendemos la diversidad y la ecología de los tiranosaurios al final del Cretácico.