El Parasaurolophus fue un dinosaurio ornitópodo hadrosáurido herbívoro que vivió a finales del período Cretácico hace aproximadamente entre 83 y 71 millones de años. Es un dinosaurio muy conocido sobretodo por la forma característica en la que termina su cráneo en forma de martillo. Esa cresta que tiene, es justamente de dónde deriva su nombre. «Para» significa «Junto» en griego, «Saurus» como ya hemos visto que significa «Lagarto», y finalmente «Lophos» que viene a significar «Cresta». Todo su nombre junto se traduciría como «Cercano al Lagarto Crestado».
Su salto a la fama vino gracias a la película de Steven Spielberg de 1993 Jurassic Park, como algunos otros dinosaurios que fueron popularizados gracias a ella. También podemos encontrar al Parasaurolophus en otras películas de Disney, como Fantasia o Dinosaurio, y también en animaciones de Pixar como «The Good Dinosaur». O incluso aquí, en este artículo! Que lo vamos a dedicar a conocer más de cerca este curioso dinosaurio, desde su forma de comportarse, conocerlo anatómicamente, y las diferentes hipótesis sobre la función de su cresta.
Anatomía del Parasaurolophus
Cómo suele ocurrir con otros esqueletos de dinosaurios, el esqueleto del Parasaurolophus no se ha encontrado en su totalidad. Igualmente se sabe, que existieron 3 tipos distintos, el Parasaurolophus Walkeri, el Tubicen, y el Cyrtocristatus. En principio, según restos fósiles del P. Walkeri se calcula que de largo debió tener unos 10 metros, con un cráneo de 1’60 metros incluyendo la cresta y unos 3 o 4 metros de altura. En el caso del Tubicen, el cráneo es todavía mayor, lo que lleva a la teoría de que su cuerpo y largada podrían haber sido más grandes.
Su peso se estima en unas 2’5 toneladas, y al igual que los otros hadrosáuridos se cree que podría haber caminado tanto sobre 2 patas como con las 4. El único miembro delantero conocido es relativamente corto a comparación de los demás hadrosáuridos, sin embargo si que se observa una mayor fortaleza con una corta pero ancha escápula (omoplato). El fémur hallado, del Parasaurolophus Walkeri, mide 103 centímetros y es robusto por su longitud. Húmero y pelvis también están fuertemente construidos. Esta particular anatomía lleva a pensar que para buscar alimento y comer, podría haberlo hecho sobre las 4 patas, mientras que el desplazamiento hubiera sido con 2.
El final de sus extremidades sigue estando sin resolver. Mientras algunos paleontólogos defienden que podría haber tenido pezuñas, algunos otros sugieren que serían garras pero desgastadas por el tiempo. Lo cierto es que se han encontrado restos de impresiones de piel, por lo que se tiene una idea general muy bien definida en su conjunto. Tenían además la cola larga y aplastada, lo que se pensó que tal vez usara la cola para nadar.
La prominente cresta
Si algo es característico del Parasaurolophus es su gran y particular cresta en forma de martillo. Está compuesta por el hueso premaxilar y nasal y se despega por detrás de la cabeza, tal como se puede ver en la imagen. Se ha teorizado bastante acerca de ella y su función. Por ejemplo, William Park, quién nombro a este género, propuso que tal vez un ligamiento entre la cresta y el cuello existiera para soportar la cabeza. Algo que al pensar, resulta un tanto extraño. También se ha propuesto que podría tener una vela de piel desde la cresta al cuello.
También se ha representado la cresta como una de tubular y hueca con 4 secciones huecas, dos apuntando hacia arriba y dos hacia abajo. La función hipotética que habría desempeñado sería de poder mantener la respiración mientras estuviera bajo el agua. Por otro lado, más adelante también fue desmentida esta teoría. Como no, se ha pensado que se usara par la atracción entre machos y hembras, tal vez para avisar de algún peligro, o para mantener la termorregulación. De todas las teorías, la más plausible es la de la comunicación. Las partes huecas internas del tubo, podrían haber funcionado como un resonador natural, con una función sonora para comunicarse entre los de su especie.
Alimentación
Con cientos de dientes en forma de columna que habrían ido reemplazando los que se desgastaban, la alimentación era completamente herbívora. Disponía de un pico ancho y aplastado, como el de los patos. El desgaste que sufrían sus dientes venía de un complejo masticado en el que molía y trituraba el alimento antes de tragarlo. Este mecanismo era bastante más diferente a los demás herbívoros de su época. Además, el alimento lo tomaba con un órgano parecido a un pico y podía retener la comida en el interior de la boca. Algo similar a las mejillas de los herbívoros, lo que impedía que los vegetales se le pudieran caer. Y por su tamaño se cree, que podría haber alcanzado su alimento hasta los 4 metros de altura.
Robert Thomas Bakker, un afamado paleontólogo estadounidense, ha colaborado en el desarrollo de teorías con grandes aportaciones para la comprensión de los dinosaurios. Una de ellas, en la que se refiere al Parasaurolophus, indica que su pico estrecho de lambeosaurino, podría haber propiciado que fuera más selectivo en la comida. Por el contrario, los hadrosaurinos, eran más anchos, sin esa necesidad al seleccionar los alimentos.
Curiosidades del Parasaurolophus
- Se considera que la cresta cambiaba con la edad, sexo y especie a la que perteneciera. No existe un consenso real de cómo funcionaba, al encontrarse restos muy diferentes.
- El pico era muy parecido al de los patos, lo que indica que podría haber sido muy selectivo con la comida.
- Los yacimientos encontrados provienen de Canadá y Estados Unidos.
- Al soplar fuerte, el aire circulaba por las cámaras y sonaba como un fuerte bramido.
- Gracias a un modelo por ordenador de una cresta bien conservada de un Parasaurolophus Tubicen, indicó que se habrían producido sonidos a 30 Hz.
- Por restos fósiles encontrados en buen estado, se descubrió que el oído interno que poseían era muy agudo y altamente desarrollado.
- Se han encontrado indicios que parecen indicar que la cresta, no sólo para permitir sonidos, sino que también servía para identificar a miembros de una manada.
- Wheeler propuso en 1978 una explicación de como la cresta podría haber servido de termorregulación ayudando a enfriar el cerebro.