Elefantes asiáticos reconocen la atención humana: lo que sabemos

Última actualización: 11 octubre 2025
  • Los elefantes asiáticos ajustan sus gestos según la orientación del cuerpo y el rostro humanos.
  • La posición corporal es una señal más potente, pero funciona mejor combinada con la facial.
  • Estudio con 10 hembras en Tailandia; análisis con modelo de efectos mixtos y garantías éticas.
  • Resultados en línea con hallazgos en elefantes africanos; hay límites muestrales y vías futuras de investigación.

Elefantes asiáticos y atención humana

La capacidad de los elefantes asiáticos para captar si una persona les presta atención no es una intuición: un nuevo trabajo la pone a prueba y la describe con detalle. En lugar de depender únicamente del oído y el olfato, estos animales también leen señales visuales combinadas para decidir cómo comunicarse con nosotros.

El estudio, firmado por Hoi-Lam Jim, Shinya Yamamoto, Pakkanut Bansiddhi y Joshua M. Plotnik y publicado en Scientific Reports, muestra que los elefantes modifican la frecuencia de sus gestos según hacia dónde orienta el humano el cuerpo y la cara. La idea no es totalmente nueva —ya se había observado algo similar en elefantes africanos de sabana—, pero ahora se confirma en su primo asiático, que divergió evolutivamente hace entre cinco y siete millones de años.

Qué investigó el equipo y por qué

Atención visual en elefantes asiáticos

Con trompas sensibles y grandes orejas, es lógico pensar que estos paquidermos priorizan señales acústicas y olfativas. Aun así, la investigación visual en elefantes había quedado a la zaga respecto a especies con visión dominante, como los primates. El objetivo fue aclarar si los elefantes asiáticos reconocen la atención humana cuando una persona cambia la orientación del cuerpo y del rostro.

La pregunta clave era si, como en los africanos, la orientación corporal y facial se integran para valorar si un humano está realmente disponible para interactuar (por ejemplo, para entregar comida). La hipótesis planteaba que el cuerpo podría actuar como señal gruesa de disposición, mientras que el rostro indicaría más finamente el estado atencional.

Este enfoque se alinea con una lectura jerárquica de señales: primero, la postura global del cuerpo sugiere intención; después, la dirección de la cara refina si hay atención efectiva. Dado que la agudeza visual de los elefantes es limitada, el cuerpo —más grande y visible— podría resultar especialmente útil a distancia.

“Nos interesaba saber si los elefantes asiáticos ajustan sus señales en función de nuestra disponibilidad atencional”, resume el equipo, que conecta esta línea de trabajo con preguntas más amplias sobre cognición social en animales.

Cómo se diseñó el experimento en Tailandia

Pruebas con elefantes asiáticos en Tailandia

La investigación se realizó en Chiang Rai (Tailandia) con diez elefantas cautivas de entre 11 y 61 años, en el Anantara Golden Triangle Elephant Camp and Resort. Cada animal completó cuatro sesiones de una tarea de solicitud de comida mientras la experimentadora variaba su postura.

Las condiciones combinaban la orientación del cuerpo y de la cara de la persona en cuatro posibilidades: cuerpo y rostro hacia el animal, ambos de espaldas, solo la cara hacia él o únicamente el cuerpo orientado hacia la elefanta. Se añadió una línea base sin experimentador, para comparar si la mera presencia humana afectaba los gestos.

Las respuestas de las elefantas —principalmente movimientos de cabeza y trompa como señales de petición— se grabaron en vídeo y se codificaron con criterios predefinidos. Para el análisis, el equipo aplicó un modelo lineal generalizado de efectos mixtos, comprobó la fiabilidad entre observadores y controló posibles problemas de colinealidad y sobredispersión en los datos.

En todo momento se siguieron protocolos éticos en Tailandia y Japón. La participación fue voluntaria, y los mahouts —cuidadores expertos— podían detener la prueba si el animal mostraba desinterés o incomodidad. No fue necesario interrumpir ninguna sesión.

Resultados principales y alcance

Resultados sobre atención humana en elefantes

Los datos mostraron una pauta clara: las elefantas gesticulaban más cuando el cuerpo y la cara de la experimentadora estaban dirigidos hacia ellas. La orientación corporal emergió como un indicador visual potente, pero su efecto dependía de que el rostro estuviera también orientado al animal; por sí sola, la cara no cambió la frecuencia de los gestos.

Importante: la presencia humana no bastó para disparar las señales. En la condición sin persona, la tasa de gestos fue similar a la situación con la experimentadora de espaldas, lo que sugiere que los elefantes son sensibles a la dirección de la atención, no solo a que haya alguien cerca.

“Las elefantas no reaccionaban simplemente porque había una persona”, subraya el equipo; la combinación cuerpo+rostro fue la pista que marcó la diferencia en la comunicación.

Estos resultados encajan con lo observado en elefantes africanos y apoyan la idea de una evolución convergente de habilidades sociocognitivas en especies muy distantes. Además, la mayor visibilidad del cuerpo humano podría ser decisiva a largas distancias, algo relevante para elefantes en libertad que raramente se acercan lo suficiente como para distinguir el rostro.

La literatura previa ya mostraba que los elefantes discriminan entre personas por pistas olfativas, visuales y auditivas (incluida la vestimenta o el olor), asociándolas a distintos niveles de amenaza. Este trabajo añade que integran señales visuales corporales y faciales para calibrar nuestra atención.

Entre las limitaciones, los autores citan el tamaño muestral reducido, el uso exclusivo de hembras cautivas con experiencia variable con humanos, la ausencia de una condición de “cuerpo lateral” y el control limitado de la entrega de comida. También reconocen variación individual, y entre subespecies como el elefante de Sri Lanka que podría matizar la generalización a otros contextos.

De cara al futuro, el equipo de la Universidad de Kioto apunta a explorar cooperación, prosocialidad y gratificación diferida en elefantes asiáticos. Además de ampliar el mapa de su cognición, estos enfoques pueden mejorar prácticas de manejo y bienestar en santuarios y centros de conservación.

El trabajo aporta evidencia sólida de que los elefantes asiáticos leen nuestra atención visual combinando postura y rostro, con el cuerpo actuando como señal “faro” y la cara afinando el mensaje; un hallazgo que, con cautela por las limitaciones, ayuda a entender cómo se comunican con nosotros y qué necesitan para hacerlo de forma eficaz.

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