Alarmante situación sanitaria por gallinas infestadas de ácaros en granjas de Mallorca

Última actualización: 18 junio 2025
  • Recientes imágenes exponen gallinas enjauladas con ácaros y cadáveres en putrefacción en una explotación de Llucmajor.
  • La presencia de ácaros provoca anemia y debilita la salud de las aves, aumentando el riesgo de enfermedades.
  • La falta de higiene, el hacinamiento y la poca supervisión veterinaria agravan la situación sanitaria.
  • Varias asociaciones y vecinos reclaman el cierre urgente de la granja para salvaguardar la salud pública y animal.

Gallinas infestadas de ácaros en jaulas

En los últimos días, han salido a la luz nuevos documentos gráficos que evidencian la gravedad de la situación en una conocida granja avícola ubicada en Llucmajor, Mallorca. Las imágenes difundidas muestran un entorno donde la insalubridad y la presencia de parásitos afectan de lleno a las gallinas ponedoras, en condiciones de hacinamiento y con claras muestras de desnutrición. Este hecho ha movilizado a asociaciones animalistas y vecinales, que exigen medidas contundentes ante el riesgo sanitario evidente.

La preocupación entre los vecinos y los defensores de los animales ha ido en aumento tras la difusión de estos vídeos y fotografías. En ellas, resulta visible cómo las gallinas comparten espacio con cadáveres en avanzado estado de descomposición e incluso se pueden ver ejemplares completamente invadidos por ácaros. La situación ha reabierto el debate sobre la falta de control y la urgencia de mejorar el bienestar animal en explotaciones similares.

Infestación de ácaros: consecuencias para la salud avícola

Acaros en gallinas y condiciones insalubres

El principal problema detectado en la explotación es la invasión de ácaros entre las aves. Según expertos veterinarios consultados por las asociaciones animalistas, estos parásitos se alimentan de la sangre de las gallinas, lo que provoca episodios graves de anemia y debilidad. Esta situación debilita el sistema inmunológico de los animales, facilitando la propagación de infecciones y provocando un aumento en las bajas dentro de la granja.

Las imágenes difundidas recientemente no solo muestran gallinas muy afectadas por los ácaros, sino también ejemplares con signos evidentes de desnutrición, estrés crónico y pérdida de plumas. Estos síntomas, entre otros, resultan del roce constante con los barrotes y el suelo de las jaulas, así como del hacinamiento y una mala alimentación. Además, la palidez en crestas, barbillones y patas indica un estado de debilitamiento severo por parásitos y afecciones cutáneas.

Un ambiente insalubre y sin control

Dentro de las instalaciones, la falta de higiene es evidente: paredes y ventiladores cubiertos de polvo, plumas y suciedad, telarañas en contacto directo con los huevos y un olor penetrante a descomposición que refleja el abandono del lugar. Una de las escenas más preocupantes es la presencia de cadáveres en las mismas jaulas donde se encuentran las aves vivas, lo cual aumenta el riesgo de transmisión de enfermedades y agrava la situación sanitaria tanto para los animales como para los trabajadores.

Los huevos tampoco están a salvo de estas condiciones: entre los materiales recogidos, varios presentan deformidades y cáscaras rugosas, lo que puede estar vinculado a trastornos nutricionales o infecciones como la bronquitis infecciosa aviar. La convivencia con restos orgánicos en descomposición incrementa el riesgo de contaminación, afectando tanto la producción avícola como la salud pública en la región.

Demandas de cierre inmediato y supervisión

Las organizaciones ARDE y Satya Animal, junto con portavoces vecinales, han expresado su preocupación por la falta de controles sanitarios adecuados y la supervisión veterinaria insuficiente. Consideran que el cierre completo de la explotación es la única medida efectiva para prevenir daños mayores. Hasta ahora, las acciones administrativas no han sido suficientes para resolver la situación.

Se denuncia no solo las condiciones higiénicas alarmantes, sino también posibles irregularidades en permisos y en el cumplimiento de los estándares básicos de bienestar animal. Además, el caso ha llegado a instancias judiciales, donde se investiga si hubo encubrimiento por parte del personal veterinario responsable o incumplimiento de normativas obligatorias.

Esta problemática ha trascendido la esfera local, generando un debate público y político, e implicando a las administraciones y a la sociedad, que muestra un rechazo profundo por la falta de soluciones rápidas y efectivas. Las imágenes continúan circulando como prueba del estado en que se encuentran las gallinas, destacando la necesidad urgente de una respuesta institucional clara y contundente.

La situación ha puesto de manifiesto la importancia de mantener una supervisión constante y un control riguroso en las explotaciones avícolas, no solo por el bienestar animal, sino también por el impacto en la salud comunitaria. Las demandas de los colectivos animalistas y vecinales buscan evitar que se repitan casos similares y promover una mayor responsabilidad en el sector.

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