Durante mucho tiempo, seguramente demasiado, se ha pensado que con ‘mano dura’ se podían arreglar los posibles problemas que pudieran surgir viviendo con animales. Y aunque ese es un error grave de por sí, hay otro que para mí es aún peor: creer que ellos entenderán esos castigos y recapacitarán.
Por eso, cuando nos preguntamos cómo enseñar a mi gato, debemos de tener muy claro esto: ellos aprenden por asociación, algo en lo que sí se parecen mucho a las personas. Por lo tanto, a la hora de educarle, es importante respetarle como especie (Felis catus) y como individuo.
Déjale ser un felino
Un gato es un felino, pero se suele caer en el error de humanizarle. Ni él es humano, ni nosotros gatos. Si queremos que sea feliz, pero feliz de verdad, tenemos que dejar que haga cosas como arañar, saltar, correr y por supuesto maullar. Ojo, no estoy diciendo que no haya que ponerle límites, porque obviamente no hay que dejar que nos arañe por ejemplo, pero sí que tenemos que respetar su naturaleza felina.
Cambia los gritos por un simple ‘no’
El gato aprende haciendo asociaciones; es decir, si te muerde, le dices ‘NO’ (insisto, sin gritar) y dejas de jugar inmediatamente, y si esta situación se repite varias veces durante unos días, al final él va a asociar el mordisco con el fin del juego, así que si quiere continuar jugando sabrá que va a tener que dejar de morderte. Y esto con todo.
Hay veces, especialmente cuando es cachorro, que se puede poner un poco rebelde e insistente. En estas situaciones, lo único que hay que tener es -más- paciencia.
Dale alternativas
Una de las dudas que suelen surgir cuando se vive con un gato es cómo hacer que no arañe el sofá, o no se suba a las mesas por ejemplo. Pues bien, mi respuesta es la siguiente: dale algo que sí pueda arañar o donde pueda subirse. Él se siente mucho más seguro en superficies altas que en el suelo. Por eso, no dudes en cómprarle o en hacerle un rascador, y/o en crearle un cuarto de juegos con estantes a distintas alturas y juguetes. Incluso puedes adquirir fundas para muebles anti-arañazos.
Arañar y saltar son cosas que hacen los gatos, y en realidad todos los felinos. Si se quiere vivir con uno, o con varios, es mucho mejor adaptar la vivienda a ellos, que tratar de adaptarlos a nuestras necesidades.
Evita la tensión en casa
Tu gato es un animal muy sensible, en el sentido de que cuando su familia está pasando por un mal momento enseguida lo nota. Si además hay tensión, no es nada raro que él empiece a tener comportamientos como morder, arañar, o pelearse con otro gato cuando no lo había hecho antes en caso de que haya más felinos en casa.
Por esto, este consejo es más para ti que para la relación que tienes con tu felino: siempre que sea posible, deja el estrés, la tensión, los pensamientos negativos… fuera de la vivienda. Respira hondo varias veces si es necesario antes de entrar, medita, escucha música clásica, sal a hacer deporte,… y luego disfruta de los momentos de tranquilidad con el gato.
Tenle en cuenta
Es de la familia. Un miembro más. Para enseñarle a ser un gato feliz es importante que se le preste atención, que se compartan muchos momentos con él (sin agobiarle), y que se le dé los mejores cuidados posibles.
Cariño, compañía, paciencia, respeto y comprensión. Nada de eso debe de faltar.