- Los gorilas afrontan presiones críticas por pérdida de hábitat, caza furtiva y enfermedades, con subespecies en Peligro Crítico.
- La expansión petrolera en la RDC pone en riesgo bosques primarios, turberas y áreas clave como Virunga.
- Proyectos de conservación, desde iniciativas en África hasta campañas en parques españoles, refuerzan la protección.
- El turismo de gorilas en Bwindi se gestiona con cupos, normas sanitarias y beneficios para comunidades locales.

En el corazón de África, los gorilas vuelven a estar en el centro del debate por la conservación: entre amenazas crecientes sobre su hábitat y esfuerzos por protegerlos, se decide buena parte de su futuro cercano. La fotografía actual combina luces y sombras, con avances locales y riesgos a gran escala.
Desde la cuenca del Congo hasta los bosques nubosos de Uganda, se entrecruzan decisiones políticas, proyectos ambientales y un turismo de naturaleza que, bien gestionado, puede ser aliado de la protección, y para quienes buscan dónde ver gorilas en África. En este panorama, los datos, las normas y el contexto importan tanto como las historias que sostienen a las poblaciones de gorilas sobre el terreno.
Situación de los gorilas y datos clave

Las poblaciones de gorilas figuran entre las más amenazadas del planeta, con subespecies como el gorila occidental (ver tipos de gorilas) en la categoría de Peligro Crítico según la UICN. La combinación de degradación del bosque, caza furtiva y enfermedades zoonóticas sigue siendo un cóctel adverso para su recuperación.
Más allá de las categorías de riesgo, los gorilas de montaña han mostrado cierta estabilidad gracias a décadas de trabajo coordinado; aun así, su número global apenas supera el millar y requiere vigilancia constante. La protección de corredores ecológicos y la gestión de conflictos con actividades humanas resultan decisivas.
En el plano científico, investigaciones recientes han documentado en simios africanos —incluidos gorilas— el consumo de fruta caída y, a veces, fermentada (scrumping), lo que enlaza con hallazgos genéticos sobre la enzima ADH4 y la capacidad de procesar pequeñas cantidades de etanol presentes de forma natural en el entorno. Este comportamiento, observado en libertad, aporta pistas sobre la evolución metabólica y ecológica de la especie y su relación con los humanos.
Presión petrolera en la RDC y el impacto sobre su hábitat

El Gobierno de la República Democrática del Congo ha reactivado una ambiciosa licitación de bloques para hidrocarburos que, según organizaciones ambientales, abarca decenas de millones de hectáreas, incluida una amplia fracción de bosque primario y el mayor complejo de turberas tropicales del mundo. Este mosaico ecológico es hogar de gorilas, bonobos y otras especies sensibles, además de actuar como sumidero de carbono.
Tras un intento anterior en 2022 —con 27 bloques petroleros y 3 gasísticos que tocaban áreas como Virunga y el lago Kivu—, solo los gasísticos siguieron su curso, mientras que el resto se retiró por la presión social. Hoy, la propuesta vuelve con más alcance y reabre el debate sobre compatibilizar desarrollo y conservación en una región clave para la biodiversidad; la zona comparte fronteras con áreas donde se observan poblaciones emblemáticas como las de Ruanda.
Plataformas ciudadanas y entidades como Earth Insight, en el informe “Bosques en el frente”, advierten del alto riesgo ambiental y social de expandir la extracción en zonas de alto valor ecológico. A ello se suman voces locales que subrayan la necesidad de transparencia y de alternativas que prioricen los derechos de comunidades y la protección de ecosistemas estratégicos.
Las autoridades congoleñas, por su parte, han comunicado su voluntad de atraer inversión internacional y ajustar marcos legales y fiscales para facilitar la actividad, una estrategia que incluye a empresas de Estados Unidos. Este giro económico convive con compromisos ambientales presentados en foros globales, lo que agranda la tensión entre objetivos.
Como ejemplo de esa tensión, un corredor ecológico presentado en Davos para proteger unos 100.000 km² de bosques se solaparía en gran medida con nuevas áreas licitadas, según activistas. El pulso entre conservación, clima y rentas de hidrocarburos se refleja, así, en la misma geografía donde también sobreviven los gorilas.
Protección y programas en marcha: del Ebo a los parques españoles

Con motivo del Día Internacional de los Primates, distintas entidades han llamado a reforzar la protección de los gorilas y otros simios. Entre ellas, la familia Bioparc en España, junto a su fundación, ha reiterado el papel de la sensibilización pública y la cría científicamente gestionada dentro de programas europeos de conservación.
Más allá de las fronteras europeas, la Fundación Bioparc apoya proyectos in situ en áreas de origen: en Camerún, en el bosque de Ebo —donde habitan gorilas y driles—, y en colaboraciones que buscan preservar hábitats críticos. Este enfoque enlaza con iniciativas de investigación y rescate lideradas por organizaciones especializadas sobre el terreno.
Estas acciones pretenden combinar educación, financiación y apoyo técnico con intervenciones directas en ecosistemas amenazados, recordando que la supervivencia de los gorilas depende tanto de decisiones locales como de políticas y alianzas internacionales sostenidas en el tiempo.
Turismo de gorilas en Bwindi: cómo se gestiona y qué saber

El Parque Nacional de la Selva Impenetrable de Bwindi (suroeste de Uganda) protege un bosque nuboso montano entre 1.100 y 2.600 metros, Patrimonio Mundial por su riqueza biológica. Allí habita una porción significativa de los gorilas y es uno de los principales lugares donde ver gorilas en Uganda, junto a aves del Rift Albertino y una densa red de helechos, higueras y ríos.
- El trekking se realiza en grupos reducidos, con cupos por familia habituada para minimizar el impacto.
- La caminata puede ser corta o exigente, según el movimiento del grupo de gorilas ese día.
- La observación directa está limitada a unos 60 minutos, siguiendo al pie de la letra las indicaciones de los rangers.
- La edad mínima suele ser 15 años y se aplican medidas de bioseguridad estrictas.
- Cómo llegar: vuelos domésticos hacia Kihihi o Kisoro, con transfer por carretera; por ruta, conviene 4×4 y margen extra si llueve.
- Mejor época: los meses secos ofrecen senderos menos resbaladizos; en temporada húmeda, el bosque luce más intenso pero el esfuerzo aumenta.
- Permiso de trekking: alrededor de 700 USD por persona para visitantes extranjeros no residentes.
- Experiencia de habituación: en torno a 1.500 USD, con más tiempo en campo.
- Porteadores: recomendables, desde 15–25 USD; ayudan y generan ingresos locales.
- Alojamiento: opciones desde 50 USD hasta lodges de alta gama.
- Visa electrónica: coste aproximado de 50 USD para entrada única.
- Fiebre amarilla obligatoria y vacunas al día; valorar profilaxis de malaria.
- No acudir con síntomas respiratorios; mantener distancia mínima con los animales y seguir protocolos.
- Imprescindibles: botas impermeables, ropa de lluvia y guantes finos para la vegetación.
- Accesorios: agua, snacks, funda estanca para cámaras y móviles.
- Impacto: contratar porteadores, no dejar residuos y respetar siempre a la fauna y al personal del parque.
Mirando el mapa completo, la realidad de los gorilas se escribe con múltiples hilos: decisiones energéticas que condicionan su hogar, programas que sostienen su protección diaria y un turismo que, cuando se planifica con cabeza, puede ser parte de la solución. Mantener ese equilibrio es, hoy, la gran tarea compartida; para quienes quieran más detalles prácticos sobre dónde ver gorilas, consulte dónde ver gorilas.