- El mosquito tigre está confirmado en 1.768 municipios y expone al 66,2% de la población en España.
- Mapa a escala municipal con 1.813 municipios con alguna especie invasora, fruto de 20 años de vigilancia y ciencia ciudadana.
- Solapamientos y focos: 111 municipios con Aedes japonicus (68 junto al tigre) y detecciones de Aedes aegypti en tres municipios de Canarias.
- Prevención clave: eliminar agua estancada, protegerse de las picaduras y reforzar la vigilancia colaborativa.

El mosquito tigre (Aedes albopictus) ha dejado de ser una rareza estival para convertirse en un vecino incómodo en buena parte del país. Un nuevo análisis científico sitúa su presencia en 1.768 municipios, con especial incidencia en áreas densamente pobladas, lo que se traduce en que dos de cada tres personas viven en zonas con riesgo de picadura.
El mapa, publicado en la revista Insects y liderado por Roger Eritja y Frederic Bartumeus, integra dos décadas de muestreo de campo y aportaciones de la plataforma Mosquito Alert. La combinación de vigilancia profesional y ciencia ciudadana ha permitido una cartografía municipal sin precedentes de los mosquitos invasores en España.
Alcance territorial y población expuesta

El estudio confirma que 1.813 de los 8.132 municipios del país cuentan con detecciones de alguna de las tres especies invasoras analizadas (tigre, del Japón y de la fiebre amarilla), lo que supone el 22% del total municipal. Dentro de esta cifra, el mosquito tigre es el más extendido con presencia en 1.768 localidades, concentrándose primero en la costa mediterránea y propagándose después hacia el interior.
La expansión no ha sido homogénea. En Baleares, por ejemplo, los 67 municipios presentan detecciones, lo que implica una cobertura completa del archipiélago. También destacan la colonización temprana en Cataluña (con primeras citas en Sant Cugat del Vallès en 2004) y la rápida extensión a municipios de gran tamaño, que explican que el 66,2% de la población resida ya en zonas con presencia del vector.
En Cataluña, un análisis detallado sitúa la especie en alrededor de 780 de 947 municipios, lo que ilustra la intensidad del fenómeno en comunidades con alta densidad urbana y movilidad. Este patrón inicial en el litoral y su progresión hacia el interior se repite en varias autonomías, impulsado por el transporte y el comercio.
Las administraciones locales están reforzando sus planes de control y comunicación y las acciones para eliminar criaderos, dado que el mosquito tigre se instala con facilidad en entornos urbanos y periurbanos, donde abundan pequeños recipientes con agua en jardines, patios y terrazas.
Cómo se ha elaborado el mapa: veinte años de datos

La cartografía integra muestreos de huevos, larvas y adultos realizados por equipos autonómicos, el Ministerio de Sanidad y los autores del estudio, junto a un amplio caudal de observaciones ciudadanas verificadas. En total, la plataforma Mosquito Alert ha recibido 110.939 observaciones de 33.183 participantes, con apoyo de sistemas de inteligencia artificial y validación experta.
Según los autores, la participación ciudadana ha aportado un tercio de las detecciones en el país: el 24,6% desde 2014, y hasta un 31,8% cuando se consideran hallazgos simultáneos al muestreo profesional. Este modelo híbrido permitió adelantar la alerta en siete comunidades (Andalucía, Galicia, Aragón, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Cantabria y Melilla), extendiendo la vigilancia más allá de los frentes de expansión conocidos.
El trabajo, con la colaboración de 42 expertos de 33 instituciones, consolida una metodología coste-eficiente, escalable y útil para anticipar riesgos. En 2023, Mosquito Alert se integró en el Plan Nacional de prevención y vigilancia de enfermedades transmitidas por vectores, formalizando su papel en la salud pública.
Para el equipo, la vigilancia de campo sigue siendo insustituible, pero gana en rapidez y alcance cuando se combina con tecnología y cooperación social, reforzando la capacidad de respuesta ante brotes.
Otras especies invasoras y solapamientos

El mapa también analiza a Aedes japonicus (mosquito del Japón) y Aedes aegypti (mosquito de la fiebre amarilla). El primero se ha confirmado en 111 municipios del norte del país, con 68 localidades donde coexiste con el mosquito tigre y 43 donde aparece en solitario.
En el caso de Aedes aegypti, las detecciones se han limitado a Canarias, con registros en tres municipios (dos con presencia exclusiva de aegypti y uno con solapamiento con el tigre). Se trata de introducciones puntuales sin confirmación de establecimiento estable a largo plazo, aunque su vigilancia es prioritaria por su alta competencia vectorial.
Estas superposiciones subrayan la necesidad de un seguimiento fino a escala municipal, ya que la coexistencia de especies puede modificar los riesgos y las estrategias de control en cada territorio.
Los responsables del estudio destacan que disponer de un inventario actualizado permite orientar recursos, coordinar administraciones y ajustar campañas de información y prevención.
Vigilancia y casos recientes a nivel local

En el País Vasco funciona desde 2013 un programa de vigilancia del mosquito tigre que en 2025 cubre 68 zonas de muestreo en 46 municipios (9 en Álava, 20 en Bizkaia y 17 en Gipuzkoa) entre junio y noviembre. En este contexto, Zizurkil ha registrado detecciones recientes y los ayuntamientos recomiendan seguir las pautas de prevención para cortar criaderos cercanos.
La Comunidad de Madrid detectó por primera vez Aedes albopictus en 2017 y, desde entonces, han aparecido registros en varios municipios; en 2025 se notificó presencia en San Sebastián de los Reyes, lo que confirma el avance hacia el interior y la necesidad de protocolos estables de control.
El refuerzo de campañas locales incide en medidas sencillas pero decisivas: eliminar agua estancada en patios y terrazas, revisar canalones y arquetas, y mantener mosquiteras y sellados en viviendas.
Autoridades y equipos técnicos recuerdan que el mosquito tigre suele volar pocos metros desde su lugar de cría; si hay picaduras en una zona, es probable que el foco esté cerca, por lo que la colaboración vecinal resulta clave.
Riesgos sanitarios y cómo prevenirlos

El mosquito tigre puede transmitir dengue, chikungunya, zika y, en determinadas condiciones, otras infecciones. En España, la mayoría de casos son importados, pero el riesgo de transmisión local aumenta cuando coinciden viajeros virémicos y densidades altas del vector.
La enfermedad por virus chikungunya cursa con fiebre y dolor articular (a veces prolongado); el tratamiento es sintomático y no hay contagio persona a persona. Ante picaduras con fiebre o síntomas intensos, conviene consultar al sistema sanitario.
- Evitar picaduras: usar repelentes homologados, cubrir piel en exteriores, reducir olores que atraen mosquitos, y emplear mosquiteras, aire acondicionado o ventiladores.
- Eliminar criaderos: vaciar o cubrir recipientes con agua cada 3–4 días (platos de macetas, cubos, juguetes, piscinas hinchables), revisar desagües, canalones y sistemas de riego.
- Manejar picaduras: lavar con agua y jabón, aplicar frío local y evitar rascar para reducir el riesgo de infección.
Estas pautas, sumadas a una vigilancia activa, reducen la probabilidad de brotes y permiten una respuesta temprana si aparecen cadenas de transmisión.
La expansión en Europa, bajo lupa

La actualización del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades confirma la expansión del mosquito tigre en el continente. La especie está establecida en 369 regiones de países como Francia, Italia, Alemania, Grecia, Portugal, España, Bélgica, Austria, Croacia, Bulgaria, Hungría, Rumanía, Eslovenia, Eslovaquia, Chipre, Malta, Suiza, Serbia, entre otros.
Esta tendencia europea, con registros recientes en nuevos territorios y propagación en curso en otros, refuerza la necesidad de mapas dinámicos, coordinación entre países y protocolos comunes de respuesta.
Qué impulsa la expansión y cómo responder

El avance del mosquito tigre obedece a una suma de factores humanos y ambientales: movilidad, comercio (por ejemplo, transporte de neumáticos o plantas) y condiciones climáticas favorables. La experiencia de Italia muestra que, tras su llegada en 1990, la especie puede consolidarse a escala nacional en pocas décadas si no se refuerzan las barreras preventivas.
Los autores del estudio abogan por mantener de forma continuada la participación ciudadana, integrar nuevas tecnologías y sostener la vigilancia profesional. Este enfoque rentable y escalable mejora la detección precoz, reduce costes y orienta las intervenciones allí donde más impacto pueden tener.
La fotografía actual dibuja un escenario exigente, pero manejable: con información fiable, coordinación institucional y hábitos preventivos en los hogares, es posible contener la expansión del mosquito tigre y minimizar los riesgos sanitarios asociados.
