- Científicos han puesto en marcha la liberación masiva de mosquitos machos modificados en diversas regiones de Estados Unidos para controlar enfermedades y poblaciones de mosquitos transmisores.
- El método se basa en la técnica de insectos incompatibles mediante el uso de la bacteria Wolbachia para impedir la reproducción eficaz de la especie, reduciendo así su presencia en el entorno.
- La iniciativa busca minimizar el impacto ambiental y proteger tanto a la salud pública como a la fauna local, tras experiencias previas en Florida y California.
- El empleo de drones y cápsulas biodegradables permite una liberación eficiente y controlada de los mosquitos en áreas extensas y de difícil acceso.
Durante los últimos meses, la liberación controlada de mosquitos modificados en Estados Unidos se ha convertido en una medida innovadora para afrontar los problemas de salud pública y medioambientales causados por estos insectos. El crecimiento de las poblaciones de mosquitos transmisores de enfermedades ha llevado a científicos y autoridades a explorar alternativas sostenibles que reduzcan el impacto en la fauna nativa y limiten la necesidad de usar insecticidas químicos de manera masiva.
La base de esta estrategia consiste en la liberación masiva de mosquitos machos criados en laboratorio, portadores de la bacteria Wolbachia. Estos insectos no llegan a picar a personas ni animales, ya que solo las hembras lo hacen para nutrirse. Su función principal es aparearse con las hembras locales, provocando que los huevos fecundados no sean viables y, en consecuencia, limitando progresivamente el número de mosquitos de la especie en cuestión.
El método, denominado técnica del insecto incompatible, ha sido probado previamente en estados como Florida y California, así como en otros países, aunque en cada lugar los objetivos han sido distintos. En Estados Unidos, la preocupación principal es el aumento de enfermedades como el dengue, el zika o la fiebre amarilla, además del impacto sobre ecosistemas sensibles y especies locales que pueden verse amenazadas.
Para realizar esta labor de liberación, se utilizan drones especialmente adaptados para recorrer grandes extensiones. Los drones transportan cápsulas biodegradables de papel esterilizado, en cuyo interior viajan unos 1.000 mosquitos machos por cápsula. Estas cápsulas están diseñadas para mantener la temperatura idónea durante el trayecto y comienzan a descomponerse en cuanto entran en contacto con el ambiente, permitiendo la salida de los mosquitos justo en el momento adecuado.
Este enfoque tiene diversas ventajas, ya que se reduce el uso de helicópteros y la intervención humana directa, lo que aumenta la seguridad y el control sobre la zona tratada, pudiendo ajustar rutas y horarios según las condiciones meteorológicas. Además, la biodegradabilidad del material asegura un bajo impacto ambiental y evita dejar residuos contaminantes en entornos protegidos.
Uno de los aspectos más destacados de este método es que, en ningún caso, se recurre a la modificación genética del mosquito en sí, sino que el proceso se basa en introducir una bacteria ya presente de manera natural en gran cantidad de especies de insectos. Este dato resulta importante para tranquilizar a comunidades locales y evitar temores o rechazos infundados.
La experiencia recogida en los primeros meses de aplicación revela un considerable descenso en las poblaciones de mosquitos transmisores tras liberar varios millones de ejemplares en distintas zonas. Las evaluaciones científicas han determinado que la técnica es eficaz tanto a corto como a largo plazo, especialmente si se repite en campañas periódicas y se vigila la evolución de los ecosistemas.
En algunos lugares, el uso de drones ha permitido acceder a áreas de difícil acceso, como humedales, bosques o incluso zonas urbanas densamente pobladas, mejorando el alcance de la intervención y abaratando costes operativos. Los expertos resaltan que la capacidad de respuesta rápida frente a cambios meteorológicos, y la posibilidad de operar sin tripulación, convierte a estos dispositivos en una herramienta clave para el futuro de la gestión ambiental.
Este método representa un avance importante en la lucha contra las plagas y las enfermedades transmitidas por mosquitos. Las experiencias en Estados Unidos han servido de referencia internacional y han impulsado la colaboración entre organismos públicos, centros de investigación y entidades privadas para seguir perfeccionando el sistema y trasladarlo a otras regiones si los resultados continúan siendo satisfactorios.
