- Rewilding Argentina confirmó la muerte de Charrúa tras una lesión compatible con gomera o aire comprimido en Concepción del Yaguareté Corá.
- El ave fue asistida en el Centro de Conservación Aguará y falleció cuatro días después por la gravedad de las heridas.
- Se presentó denuncia judicial; el guacamayo rojo es Monumento Natural (Ley 6557) y cuenta con protección legal.
- Proyecto de reintroducción desde 2015: nacimientos en libertad en 2023 y vuelos de 350 km; es el primer deceso intencional en diez años de trabajo.
La Fundación Rewilding Argentina confirmó el fallecimiento de Charrúa, un guacamayo rojo nacido en libertad en el Parque Iberá, tras sufrir el impacto de un proyectil en las cercanías de Concepción del Yaguareté Corá. Pese a los cuidados constantes, el ave murió cuatro días después del hallazgo debido a la gravedad de las lesiones.
El suceso provocó una gran conmoción entre vecinos del Iberá y el equipo técnico, ya que Charrúa formaba parte de la primera generación de guacamayos rojos que volvió a volar los cielos correntinos tras más de 150 años sin presencia de la especie en la región, hoy declarada Monumento Natural Provincial.
Cómo ocurrieron los hechos y el esfuerzo por salvar al ave
El 29 de septiembre, Charrúa fue encontrado con una fractura expuesta y pérdida de hueso en el ala derecha; el patrón de la lesión es compatible con un disparo de gomera (tirachinas) o un arma de aire comprimido. No se registraron indicios de ataque por fauna, lo que refuerza la hipótesis de un impacto intencional.
El ejemplar fue trasladado al Centro de Conservación Aguará, donde recibió atención veterinaria especializada desde el primer momento. A pesar de las curas, analgésicos y estabilización, la magnitud del daño impidió su recuperación y el guacamayo falleció cuatro días después.
De acuerdo con la evaluación de campo, el ave habría sido herida mientras volaba, lo que explicaría la localización de la fractura y la ausencia de otras marcas. La Fundación Rewilding Argentina formalizó una denuncia judicial para esclarecer las circunstancias y avanzar en la identificación de responsables.
El guacamayo rojo está protegido por la Ley Provincial N.º 6557 (2021), que lo declara Monumento Natural y establece sanciones ante cualquier daño. Desde la organización remarcan que se trata de un delito ambiental con implicancias penales y administrativas.
La muerte de Charrúa constituye el primer deceso intencional de un guacamayo liberado registrado en diez años del programa de reintroducción, un retroceso que reaviva el llamado a la convivencia responsable con la fauna nativa.
Una década de reintroducción y el rol de la comunidad
El renacer del guacamayo rojo en el Litoral argentino es fruto de un esfuerzo iniciado en 2015 por Rewilding Argentina, la Provincia de Corrientes y la Administración de Parques Nacionales, con el objetivo de reintroducir a Ara chloropterus, desaparecido del país desde el siglo XIX.
En 2023 nacieron en libertad Charrúa, Pampa y Toba en el Portal Cambyretá, un hito para la conservación que confirmó la viabilidad reproductiva de la especie en el Iberá. Estos juveniles simbolizaban un paso clave en la restauración ecológica de la región.
En los últimos meses, los tres emprendieron vuelos de más de 350 kilómetros, con avistamientos reportados por vecinos de Villa Olivari, Isla Apipé, Loreto, Carlos Pellegrini y Concepción. Cada paso alimentó el orgullo comunitario por un proceso de recuperación de fauna a gran escala.
La colaboración vecinal fue determinante: una familia de Concepción rescató al ave herida y avisó de inmediato a los equipos técnicos. Según la coordinadora del proyecto, Marianela Masat, detrás de la travesía de estos tres hermanos hay una amplia red de personas que vigilan, cuidan y avisan, prueba de que el Iberá vuelve a funcionar como un ecosistema completo.
El guacamayo rojo cumple funciones clave como dispersor de semillas y regenerador del monte nativo, además de aportar un fuerte atractivo para el ecoturismo, del que dependen numerosas economías locales. Tras el hecho, el equipo reforzó las acciones de sensibilización para prevenir nuevos ataques.
De forma preliminar, el seguimiento sugiere que Pampa y Toba se mantienen activos y habrían retornado a zonas próximas a Cambyretá, mientras continúan los monitoreos y las tareas de educación ambiental con las comunidades.
La muerte de Charrúa obliga a redoblar la protección efectiva de la fauna y a sostener el apoyo social al proyecto: se trata de preservar una especie emblemática para el Iberá y de consolidar un cambio cultural que garantice convivencia y cumplimiento de la ley en todo el territorio.
