- Qué es el Día del Pulpo, su origen y objetivos de concienciación
- Planes para celebrarlo en España: rutas en Madrid y evento en Pilar de la Horadada
- Datos clave sobre pesca, mercado y sostenibilidad del recurso
- Curiosidades científicas del pulpo y papel educativo de la efeméride
El Día del Pulpo, que se celebra cada 8 de octubre, invita a mirar a este cefalópodo más allá del recetario: es una jornada para aprender, disfrutar y tomar conciencia. La fecha, nacida al calor de comunidades científicas y divulgativas, ha ido sumando adeptos en todo el mundo mientras crece el interés por su biología y bienestar y la necesidad de gestionar bien su pesca.
En España, la efeméride se vive con acento propio: desde rutas de bares que reivindican el pulpo como emblema gastronómico hasta actividades divulgativas que hablan de conservación y sostenibilidad. La cocina celebra, la ciencia explica y el sector pesquero recuerda que el equilibrio del recurso es responsabilidad de todos.
Qué se celebra y por qué importa
El 8 de octubre se escogió por un juego lingüístico entre “octopus” y “October” y por sus ocho brazos, impulsado desde 2007 por foros especializados como TONMO; más tarde, la conmemoración fue calando en ámbitos institucionales. El foco no es solo festivo: la finalidad es sensibilizar sobre el valor ecológico, cultural y gastronómico del pulpo.
Como animal, el pulpo es un portento: cuenta con alrededor de 500 millones de neuronas distribuidas en gran parte en sus brazos, puede aprender, resolver problemas y utilizar herramientas puntualmente. Su camuflaje se debe a cromatóforos que modifican color y textura en segundos, y su fisiología sorprende por tres corazones y sangre azul (hemocianina).
Esta jornada sirve además para recordar amenazas reales: la sobrepesca, el cambio climático y la degradación del hábitat marino. En este contexto, organizaciones y centros de investigación promueven cuotas ajustadas, tallas mínimas, vedas temporales y más estudios para asegurar la buena salud de las poblaciones.
La vertiente educativa gana peso: museos, acuarios y asociaciones organizan charlas, talleres y exposiciones para acercar su biología al público. En redes, el hashtag #WorldOctopusDay impulsa conversaciones sobre ciencia, bienestar y la oposición a proyectos de acuicultura intensiva del pulpo por sus riesgos para el animal y el entorno.
Con todo ello, el Día del Pulpo se ha convertido en un símbolo compartido entre gastronomía, ética y ciencia, con una invitación clara: conocer para conservar y disfrutarlo con respeto.

Dónde celebrarlo: rutas y propuestas para comer pulpo
En Madrid, la fecha es la excusa perfecta para una ruta que rinde tributo al clásico con sello gallego. En Arganzuela, Atrapallada mantiene viva una fórmula infalible: producto impecable y sala atenta. Abierto desde 1977 y renovado en 2015, presume de vitrina de marisco, barra animada y un comedor amplio; entre sus imprescindibles, destaca el brioche de pulpo, junto a croquetas, empanadas y conservas caseras. Además, su horario continuo y el “tardeo” lo convierten en refugio de sobremesas largas.
Con otra mirada, Lúa reivindica que el pulpo también puede vestirse de gala. Manuel Domínguez, originario de O Carballiño y heredero de tradición pulpeira, firma un pulpo a feira terso y cortado en trozos generosos, coronado con pimentón y sal. Su casa, de trato cercano y producto gallego, luce estrella Michelin y un ticket medio ajustado a la calidad, con platos icónicos como la tarta líquida de Santiago.
En Lavapiés, La Lorenza mezcla alma castiza y acento atlántico con gyozas de caldeirada de pulpo y espuma de patata ahumada; una taberna que mira a la tradición con guiños creativos. Por su parte, Desde 1911, del Grupo Pescaderías Coruñesas, fue reconocido como mejor nuevo restaurante europeo por OAD en 2022 y luce Sol Repsol 2023: su carta cambia a diario y, cuando aparece, el pulpo recibe un trato canónico en una sala de estética nórdica y servicio pausado.
Para quienes buscan barra gallega sin artificio, Ocafú reúne el espíritu tabernero en cinco locales madrileños: empanada, cazuela de pulpo y su famosa tortilla de Betanzos son santo y seña. A su estela, Taberna Garelos, abierta en 2020 por Antonio Couceiro, honra el recetario de su tierra con platos como empanada de zamburiñas o ternera asada, además de su tortilla melosa sin cebolla.
En clave sencilla y rotunda, De Orzán borda el pulpo a la plancha con patata revolcona y un chuletón de vaca rubia a la piedra, con terraza agradable cerca de Príncipe Pío. Y en Barajas, Egun-On, con Edu Collado al mando, ofrece múltiples versiones: clásico a la gallega, pulpo a la brasa con queso de tetilla y revolconas (premiado en Pulpo Pasión), con trufa o en croquetas de kimchee; su novedad, el pulpo en tempura con tártara, es un guiño crujiente a la creatividad bien entendida.
Fuera de la capital, Pilar de la Horadada organiza la semana “Bocados de pulpo” del 6 al 12 de octubre, con siete locales sumándose a la fiesta. Entre ellos: Di Cómo (Minipulpo a la gallega), Dos.30 (Pulpo dos.treinta), Nostrissima (pulpo braseado sobre patata trufada con aceite de pistacho), Magani (tartar de pulpo), Pizzería Arrocería Plaza y Plaza‑pueblo latino (pulpo a la gallega), y Torremar. Por cada consumición, los participantes reciben un imán con el nuevo logo municipal para recordar la experiencia.
Pesca, mercado y sostenibilidad: el panorama actual
La efeméride llega con el sector en movimiento. En Galicia, tras dos campañas flojas, el consejo entre Xunta y cofradías decidió ampliar la veda (paradas de tres meses entre abril y junio) y el resultado se ha notado: más tamaño, abundancia y rentabilidad para la flota, con capturas de julio triplicadas respecto a años previos. El impulso anima a una flota de más de un millar de barcos, aunque en Asturias el año ha sido más complicado.
En el mercado global, FAO‑Globefish subraya la alta demanda con oferta ajustada y precios al alza. Marruecos y Mauritania abastecen a Europa, con Vietnam y China como actores relevantes (parte de la flota china opera en aguas del noroeste africano bajo otras banderas). España figura entre los principales compradores, cerca del 26% del total, con tradición transformadora y reexportadora hacia Italia, Portugal o Estados Unidos.
En el consumo doméstico español se nota la contención: en el último año móvil hasta marzo, las compras de pulpos y calamares cayeron un 5,6% en volumen (28,16 millones de kilos) y el gasto bajó un 1,5% hasta 456,2 millones de euros, con el precio medio subiendo un 4,3%. En conservas de pulpo, el descenso fue más acusado, con caídas del 29,7% en volumen y del 57% en valor.
El calentamiento del mar también reconfigura mapas: en el Reino Unido se ha observado un “florecimiento” del pulpo asociado a aguas más cálidas y mayor talla, beneficiando a su flota sin cuota específica. Aun así, FAO advierte que la oferta seguirá tensa y volátil por los efectos del clima, lo que redobla la importancia de una gestión prudente.
Frente a este escenario, el Día del Pulpo refuerza mensajes claros: pesca responsable, control de tallas, vedas bien diseñadas y seguimiento científico continuo. Y, por supuesto, consumir con criterio, dando valor a quienes apuestan por el origen, la trazabilidad y el buen trato al producto.

A golpe de octubre, el pulpo se convierte en hilo conductor de planes gastronómicos, divulgación científica y debate sobre sostenibilidad: una celebración que invita a saborearlo con respeto, a apoyar prácticas pesqueras sensatas y a seguir aprendiendo sobre un animal que todavía guarda muchos secretos bajo el agua.


