- Identificados ocho coronavirus en murciélagos en España; tres serían nuevas especies de Alphacoronavirus.
- Un virus, RhBetaCoV-Murcia2022, es Betacoronavirus y puede usar ACE2 humano con menor afinidad.
- No hay evidencia de infección en personas y el virus no se ha aislado ni cultivado en laboratorio.
- Estudio de I2SysBio y el Instituto Cavanilles en PLoS Pathogens; refuerza la vigilancia y el desarrollo de antivirales.

La comunidad científica ha localizado ocho genomas completos de coronavirus en murciélagos capturados en diversas zonas de España, un hallazgo que amplía el mapa de la diversidad viral y aporta pistas sobre su evolución. Algunos de estos virus comparten rasgos con el SARS-CoV-2, en particular la capacidad de reconocer el receptor humano ACE2, aunque con una afinidad menor.
El trabajo, liderado por el Instituto de Biología Integrativa de Sistemas (I2SysBio, CSIC-UV) junto al Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva, y publicado en PLoS Pathogens, se presenta como la iniciativa más amplia realizada hasta ahora para caracterizar los coronavirus que circulan en la fauna ibérica.
Qué han descubierto y por qué importa
Los investigadores confirmaron la secuenciación de ocho genomas virales, de los cuales tres presentan rasgos distintivos suficientes para considerarse posibles especies nuevas dentro del género Alphacoronavirus. El hallazgo pone el foco en la diversidad que también existe en Europa, más allá de los reservorios descritos en otros continentes.
El género Alphacoronavirus agrupa buena parte de los coronavirus conocidos e incluye agentes que pueden causar resfriados en humanos, además de patógenos relevantes en animales de producción como los cerdos. Comprender su variedad y relaciones ayuda a anticipar y mitigar riesgos sanitarios.
Los análisis comparativos muestran conexiones evolutivas con coronavirus identificados en murciélagos de Asia y Europa, lo que sugiere que los reservorios virales de estas regiones comparten elementos comunes y que han intercambiado linajes a lo largo del tiempo.
Según interpreta el equipo, las similitudes genéticas apuntan a un origen relativamente reciente de varios de estos virus y a su circulación en diferentes poblaciones de murciélagos. Este patrón evolutivo encaja con la idea de que los quirópteros actúan como reservorio natural para múltiples coronavirus.

Un betacoronavirus español capaz de usar ACE2
Entre los genomas descritos, uno destaca por su perfil: RhBetaCoV-Murcia2022, clasificado en el género Betacoronavirus, el mismo al que pertenece el SARS-CoV-2. Este parentesco no implica por sí solo un peligro inmediato, pero sí merece seguimiento específico.
En ensayos de laboratorio se observó que este virus puede usar el receptor humano ACE2, la puerta de entrada que aprovecha el SARS-CoV-2 para infectar células humanas, aunque lo hace con una afinidad sustancialmente más baja. Esa menor afinidad reduce la eficiencia potencial de entrada.
El dato sugiere un cierto potencial zoonótico, pero los autores subrayan que no implica riesgo inmediato para la población. Para convertirse en una amenaza real se requerirían otros requisitos, como replicarse eficazmente en humanos, evadir la respuesta inmunitaria y transmitirse con facilidad entre personas.
Además, los investigadores indican que por el momento no se ha logrado aislar ni cultivar el virus completo, una limitación que impide realizar pruebas funcionales más detalladas y obliga a mantener la cautela al interpretar su comportamiento biológico.

Cómo se llevó a cabo el muestreo y el análisis
El estudio se apoyó en la secuenciación de muestras fecales procedentes de cientos de murciélagos de 23 especies, entre ellas el murciélago de la herradura, recolectadas en diferentes comunidades autónomas. El enfoque multidisciplinar combinó ecología, virología y genética evolutiva.
Mediante plataformas de secuenciación se reconstruyeron genomas completos de coronavirus y se aplicaron métodos de bioinformática para eliminar contaminantes, pulir lecturas y ensamblar las secuencias con rigor.
Posteriormente, los equipos elaboraron análisis filogenéticos y comparaciones de secuencias para ubicar estos virus en el árbol de la familia Coronaviridae y estudiar sus rutas evolutivas, así como sus parentescos con otros aislamientos descritos en la literatura científica.
Disponer de este mapa de diversidad es clave para impulsar nuevos antivirales que bloqueen pasos de entrada (por ejemplo, interacciones con ACE2) y para orientar estrategias de vigilancia en campo que detecten cambios relevantes a tiempo.

Vigilancia, riesgos y líneas de prevención
La monitorización continua de estos virus —su abundancia, su posible contacto con personas y su evolución— resulta esencial para anticipar brotes y diseñar respuestas tempranas. El trabajo de campo, ligado a laboratorios con capacidad de análisis, es la mejor herramienta preventiva.
Este esfuerzo se enmarca en un enfoque One Health, que integra salud humana, animal y ambiental. Los autores insisten en evitar interpretaciones alarmistas: identificar virus en murciélagos no equivale a detectar una amenaza inmediata, sino a ganar tiempo y conocimiento antes de que surja un problema.
La investigación ha sido posible gracias al apoyo del European Research Council (ERC), el Ministerio de Ciencia e Innovación, la Generalitat Valenciana, la Organización Europea de Biología Molecular (EMBO) y las acciones Marie Skłodowska-Curie, un ejemplo de cooperación institucional para impulsar ciencia de calidad.
Con este trabajo, el equipo valenciano y sus colaboradores aportan una visión más nítida del panorama viral en nuestra fauna: ocho coronavirus caracterizados, tres candidatos a especies nuevas y un betacoronavirus capaz de interactuar con ACE2 con menor afinidad. Todo ello refuerza la necesidad de vigilancia sostenida y prudencia investigadora para reducir el riesgo de futuros saltos zoonóticos.