- Obligatoriedad del microchip y registro europeo centralizado para perros y gatos
- Prohibición de la venta y exhibición de mascotas en tiendas y restricciones a la cría consanguínea
- Nuevas reglas de bienestar animal, alojamiento y control de importaciones
- España adelanta medidas alineadas con la legislación europea, implicando cambios para criadores y comercios

Desde hace años, la cría y el comercio de perros y gatos en Europa han sido motivo de preocupación tanto por la falta de normas homogéneas como por el aumento de prácticas ilegales. Ante un mercado que mueve más de 1.300 millones de euros anuales y afecta a millones de animales de compañía, el Parlamento Europeo ha decidido actuar estableciendo por primera vez un marco normativo común, con el objetivo de proteger el bienestar animal y poner coto al tráfico irregular.
Los datos reflejan la magnitud del fenómeno: el 44% de los hogares europeos conviven con mascotas, mientras que en España la cifra de perros y gatos supera los 15 millones. A pesar del afecto por los animales, la carencia de mínimos legales comunes favorecía lagunas aprovechadas por criadores clandestinos e intermediarios poco escrupulosos. Ahora, la Unión Europea busca dar respuesta a estas inquietudes con medidas de amplio alcance tanto para propietarios como para profesionales del sector.
Nuevas obligaciones de identificación y registro

El aspecto más relevante de la normativa es la identificación obligatoria por microchip para todos los perros y gatos en el territorio comunitario: los perros deberán estar identificados en un plazo máximo de cinco años y los gatos en diez. Los datos de cada animal deberán registrarse en bases nacionales interoperables que, a su vez, estarán conectadas a una plataforma central europea gestionada por la Comisión. Estas bases permitirán rastrear los movimientos de los animales y combatir con más eficacia el abandono y el tráfico ilegal.
No solo los animales nacidos en la UE estarán sujetos a la norma: para cualquier importación desde terceros países con fines comerciales, el chip y el registro serán obligatorios antes de la entrada en el territorio comunitario. Además, aquellos propietarios que viajen a la Unión con su mascota deberán preinscribirla en la base de datos al menos cinco días antes de cruzar la frontera.
Con estas herramientas, la UE pretende mejorar la trazabilidad y facilitar la intervención de las autoridades, especialmente en los casos de abandono, robo o traslados sospechosos de animales. El registro centralizado también servirá para intercambiar datos entre países y detectar irregularidades más fácilmente.
Adiós a la venta de mascotas en tiendas y límites a la cría

Otra de las novedades más importantes es la prohibición de la venta y exhibición de perros y gatos en tiendas. Esta práctica, según los legisladores, fomentaba la compra impulsiva y el abandono, además de facilitar la entrada de animales procedentes de criaderos irregulares o de importaciones opacas. A partir de la puesta en marcha de la ley, la adquisición solo será posible mediante criadores registrados o procesos de adopción a través de asociaciones autorizadas.
En el ámbito de la cría, se introducen limitaciones estrictas a la reproducción consanguínea (padres con hijos, hermanos, medio hermanos o entre abuelos y nietos) y se prohíbe la cría de ejemplares con características consideradas perjudiciales para su salud o bienestar. Además, se establecen límites al número de camadas permitidas por hembra, el requisito de no separar a cachorros y gatitos de la madre antes de las ocho semanas (salvo prescripción veterinaria concreta) y se excluye de exposiciones y concursos a los animales mutilados o criados con rasgos extremos.
Estas reglas afectarán de forma directa a criadores, refugios y puntos de venta, independientemente de su tamaño, con inspecciones veterinarias periódicas y requisitos de bienestar animal estandarizados.
Medidas adicionales de bienestar y control
El nuevo marco legal también introduce restricciones a diversas prácticas veterinarias y de manejo. Se prohíbe atar a los animales como método habitual, así como el uso de collares de estrangulamiento, púas o dispositivos similares, excepto en casos estrictamente médicos autorizados. Del mismo modo, se eliminan las mutilaciones (como cortes de orejas o colas) salvo por indicaciones clínicas justificadas y se prevén sanciones para quienes infrinjan estas normas.
Una innovación adicional es el impulso a la creación de una lista positiva de especies autorizadas que, si se concreta, regulará qué animales pueden mantenerse legalmente como mascotas según criterios de bienestar científico. Aunque la normativa actual se centra en perros y gatos, este mecanismo permitirá regular el mercado de animales exóticos y restringir especies potencialmente peligrosas en el futuro.
El impacto en España y los próximos pasos
España, que ya dispone de leyes avanzadas en esta materia (como la Ley 7/2023 de Protección de los Animales de Compañía), verá reforzadas sus obligaciones a nivel comunitario. Los comercios deberán reorientar su actividad hacia el asesoramiento y la adopción, mientras que los criadores tendrán que adaptarse a las inspecciones y nuevos controles. Además, la interoperabilidad de registros nacionales y europeos exigirá a las autoridades españolas ajustes tecnológicos y una mayor coordinación administrativa.
Con la aprobación del Parlamento Europeo, las normas pasarán ahora a una fase de negociación con los gobiernos de los estados miembros y la Comisión Europea. Aunque el grueso del texto es firme, quedan por definir detalles como el alcance exacto de las restricciones por tipo de criadero, los plazos de transición o la fuerza de las diferentes prohibiciones. El objetivo es lograr una versión definitiva que armonice el conjunto de legislaciones nacionales y que, una vez en vigor, será de aplicación directa en todos los países de la UE.
El resultado de todo este proceso legislativo supone un cambio sin precedentes para la protección y el bienestar de perros y gatos en Europa, con sistemas de registro centralizados, restricciones a la cría y venta, y controles más eficaces frente a la economía sumergida y el abandono. La implantación requerirá adaptación por parte de todos los actores implicados, pero busca garantizar que las mascotas reciban garantías y protección a la altura de su importancia en la sociedad actual.