- Vecinos de múltiples ciudades denuncian crecimiento descontrolado de ratas
- Colegios, parques y barrios, entre los puntos más afectados por los roedores
- Ayuntamientos refuerzan campañas de desratización y limpieza urbana
- Las condiciones climáticas y la vegetación han potenciado la proliferación

En los últimos meses, la presencia masiva de ratas en las ciudades españolas se ha convertido en uno de los grandes motivos de alarma entre los vecinos de numerosos barrios. Las quejas ciudadanas se han multiplicado en localidades como Granada, Málaga, Jerez, Córdoba, Torremolinos y especialmente Lloret de Mar, donde los residentes aseguran que la situación es cada vez más insostenible y los casos se han disparado en calles, patios de colegios y zonas residenciales.
La aparición de ratas a cualquier hora del día se ha vuelto una escena habitual para muchos ciudadanos, que denuncian que los roedores transitan sin reparo por aceras, jardines, alcantarillas e incluso negocios y portales. En zonas como el barrio de Realejo, en Granada, La Marquesa en Jerez o Carretera de Cádiz en Málaga, la preocupación por los problemas de insalubridad y seguridad ha llevado a exigir a las administraciones soluciones inmediatas debido al riesgo de enfermedades y al malestar que genera.
Barrios y colegios afectados por la proliferación de ratas

Los testimonios y avisos ciudadanos no dejan lugar a dudas: la problemática afecta tanto a espacios públicos como privados. Entre los puntos negros más señalados se encuentran barrios históricos, áreas residenciales densas, entornos de casas abandonadas y zonas en obras. Incluso en patios de colegios se ha detectado la presencia de ratas, una circunstancia especialmente preocupante por el posible contacto con niños y la transmisión de enfermedades como la leptospirosis o el hantavirus.
En ciudades como Lloret de Mar, a la invasión de ratas se ha sumado la de serpientes, convertidas ambas en un auténtico quebradero de cabeza para los vecinos de lugares como Rieral o el Molí. La vegetación densa y la humedad en determinadas zonas han servido de refugio para la proliferación, según apuntan los propios residentes, que reclaman mayor limpieza y control medioambiental.
Los lunes por la mañana suelen ser especialmente críticos en algunos barrios, ya que la acumulación de residuos tras el fin de semana genera focos de atracción y facilita que las ratas aparezcan con mayor frecuencia. Las imágenes de ratas saliendo de alcantarillas, arquetas y tuberías abiertas empiezan a ser habituales en redes sociales y medios locales.
Medidas municipales: campañas de choque y refuerzo en la desratización

Ante la magnitud del problema, la mayoría de ayuntamientos afectados han puesto en marcha planes especiales de desratización y desinsectación, intensificando la limpieza y los tratamientos en las zonas señaladas por los vecinos. Por ejemplo, en Jerez, el Ayuntamiento ha reforzado la actuación en barrios como La Marquesa, Estancia Barrera y La Granja, con intervenciones en alcantarillado, imbornales y calles clave, dando respuesta directa a las demandas ciudadanas.
En Torremolinos, el consistorio ha lanzado una campaña de choque de control de plagas, centrando los trabajos en el alcantarillado y priorizando los barrios con más incidencias y densidad poblacional. La estrategia incluye inspección, colocación de cebos y productos específicos, así como monitoreo y evaluación constante del impacto.
Ciudadanos y entidades vecinales reclaman también más contenedores, limpieza regular y fumigación cuando sea necesario. Desde Córdoba, con 744 avisos atendidos este año, hasta Málaga o Valladolid, los ayuntamientos se ven obligados a adaptar sus intervenciones y emplear nuevas sustancias para frenar la resistencia de las ratas a los rodenticidas tradicionales.
Factores que potencian el aumento de plagas urbanas

Un elemento clave en el crecimiento de las plagas de ratas es la combinación de lluvias abundantes en primavera y la llegada prematura de altas temperaturas. Esta situación, registrada en varios puntos del país durante 2025, ha favorecido la expansión tanto de roedores como de otros insectos urbanos. La vegetación crecida y la acumulación de residuos refuerzan la capacidad de las ratas para encontrar alimento y refugio.
Además, los procesos de naturalización urbana, como la transformación de canales de hormigón en espacios verdes, a veces han generado hábitats propicios para la fauna indeseada si no se acompaña de un adecuado mantenimiento y control.
Muchos ayuntamientos han detectado que las plagas migran con frecuencia del exterior al interior de viviendas, locales o garajes, especialmente con la subida del termómetro en verano. Esto ha obligado a diseñar intervenciones coordinadas entre el ámbito público y privado, y a insistir en la responsabilidad ciudadana para evitar alimentar a los animales y mantener las normas básicas de higiene.
Es fundamental que las administraciones continúen con las campañas de control y prevención para reducir la proliferación de ratas, garantizando una mejoría en la calidad de vida y la salud pública. La colaboración vecinal, junto con la eficacia de las medidas municipales, será determinante para revertir esta problemática que afecta a numerosas zonas urbanas.