- Legisladores demócratas denuncian condiciones insalubres y presencia de saltamontes en el centro de detención de inmigrantes de los Everglades, en Florida.
- Los republicanos contradicen estos testimonios y afirman que no han percibido problemas de higiene ni plagas de insectos.
- La instalación, denominada "Alcatraz de los Caimanes", fue construida rápidamente en una zona aislada y busca alojar a miles de migrantes mientras esperan resolución administrativa.
La situación en el recién inaugurado centro de detención para inmigrantes en los Everglades, Florida, ha generado una fuerte controversia a raíz de las recientes visitas de varios legisladores estadounidenses. El debate se centra en las condiciones sanitarias de las instalaciones y, especialmente, en la importante presencia de saltamontes y otros insectos, un detalle que ha llamado la atención de los grupos de inspección y que ha sido motivo de denuncia pública.
Durante la reciente visita al centro, representantes demócratas afirmaron que el lugar se encuentra abarrotado y que las celdas están infestadas de insectos, destacando la abundancia de saltamontes tanto en las zonas de alojamiento como en áreas médicas. Denuncian que algunos espacios son compartidos por varias decenas de personas y los dispositivos de saneamiento resultan insuficientes.
Condiciones denunciadas durante la inspección
Varios legisladores, entre ellos Debbie Wasserman Schultz, han descrito el centro como un «espectáculo», en el que se están vulnerando los derechos de los internos. Las condiciones insalubres, el calor y la presencia de saltamontes dificultan aún más la vida de los migrantes retenidos. Las temperaturas medidas durante la visita alcanzaban los 28 y 29 grados dentro de las instalaciones, según declaraciones recogidas en diferentes medios.
La alimentación y el acceso a duchas han sido otros puntos criticados, ya que, según los testimonios de los familiares y los defensores de los internos, se han reportado problemas como comidas con parásitos y dificultades para mantener la higiene personal. Además, la ubicación del centro —conocido popularmente como el «Alcatraz de los Caimanes»—, en una zona pantanosa e inaccesible, complica la supervisión externa y la asistencia de abogados o personal sanitario independiente.
Versiones opuestas sobre la realidad interna
No todos los visitantes han coincidido en la gravedad de la situación. Algunos legisladores republicanos, como Blaise Ingoglia y Jay Collins, han asegurado que las instalaciones están limpias y son adecuadas para su propósito. Aseguran que los colchones son cómodos, que los dispositivos de higiene cumplen con los estándares, y que la existencia de generadores de respaldo y sistemas para controlar restricciones dietéticas representa un esfuerzo notable de la administración. Según su versión, las denuncias de insalubridad y la proliferación de saltamontes han sido exageradas.
Pese a ello, el testimonio de los detenidos y sus familias continúa poniendo el foco en la falta de recursos básicos y el impacto de las plagas de insectos sobre la calidad de vida. Grupos de protección de derechos humanos y activistas han convocado concentraciones para exigir una revisión independiente de las condiciones, subrayando la necesidad de transparencia y atención humanitaria.
Restricciones de acceso y supervisión
Durante las inspecciones oficiales, el acceso de periodistas ha estado restringido y a los legisladores se les prohibió portar teléfonos o cámaras. Este control estricto sobre la entrada de observadores externos ha suscitado desconfianza entre quienes reclaman una auditoría real de lo que sucede en el interior del centro.
Desde la administración estatal, se insiste en que la instalación cumple con todos los requisitos legales y que las condiciones para los detenidos son adecuadas. Sin embargo, las imágenes y la narrativa sobre la abundancia de saltamontes dentro del recinto han servido para alimentar la preocupación de una parte significativa de la opinión pública, que demanda mayores garantías y una gestión más transparente.
Los informes continúan resaltando la proliferación de saltamontes y sus posibles efectos en la salud de los internos. La polémica en torno a este centro de detención permanece abierta, a la espera de nuevas inspecciones y posibles acciones judiciales para aclarar el alcance de los problemas detectados.
