- Una vecina incendió el coche de su vecino tras una disputa vinculada a tejones en Isle of Wight.
- El conflicto surgió por la creencia errónea de que los tejones habían matado a un gato local.
- El incidente provocó daños materiales importantes y desencadenó medidas judiciales y de restricción.
- El caso muestra el impacto de los conflictos entre humanos y fauna salvaje en entornos urbanos.
El apacible día en una localidad costera de Isle of Wight fue bruscamente alterado por un grave incidente relacionado con la presencia de tejones en la zona. Lo que parecía una simple diferencia de opiniones sobre la fauna local terminó en un episodio judicial que ha dejado huella entre los vecinos.
Todo empezó cuando Graham Lee, un amante de la vida salvaje y voluntario, dedicaba parte de su tiempo a alimentar a los tejones que habitaban cerca de su vivienda. Este gesto, habitual en algunas comunidades británicas, no fue bien visto por Susan Lupton, su vecina, quien sostenía que estos animales eran responsables de la muerte de un gato local. La sospecha, alimentada por malentendidos y tensiones previas, escaló hasta un punto de no retorno.
Una disputa que se sale de control
Lupton, convencida por error de que los tejones habían causado la muerte del gato, tomó la drástica decisión de prender fuego al vehículo de Lee, un Land Rover Freelander aparcado en la entrada de su domicilio. El incendio, provocado con líquido inflamable deslizado bajo el coche, arrasó completamente el vehículo y causó daños en la vivienda colindante y en elementos de la propiedad vecina.
La rápida intervención del propio Lee y de los servicios de emergencia evitó consecuencias personales, pero no pudo impedir la destrucción total del vehículo y daños en ventanas, herramientas y vegetación cercana. Las pérdidas materiales se estimaron en unas 18.500 libras.
El conflicto con la fauna salvaje y su impacto en la convivencia
Este caso ha puesto de manifiesto las dificultades de convivencia entre personas con distintas perspectivas sobre la presencia de animales silvestres en entornos urbanos. Lee, que documentó en vídeos su labor alimentando a los tejones, explicaba que los animales eran inofensivos y que el gato falleció por causas naturales. Sin embargo, la tensión creció, alimentada por publicaciones en redes sociales y episodios en los que se arrojaron objetos a los tejones y se les responsabilizó de daños diversos.
Tras la investigación policial, Lupton fue detenida y reconoció ser la autora del incendio, alegando problemas personales y un episodio de manía relacionado con su estado de salud mental. Durante el juicio, las víctimas relataron sentir miedo e inseguridad durante meses. Se le impuso una condena de dos años de prisión, suspendida con condiciones estrictas, incluyendo la prohibición de residir en el pueblo y una orden de alejamiento respecto a su vecino.
Las secuelas tras el incidente
Uno de los efectos inmediatos fue la desaparición de los tejones del entorno habitual de Lee, quien lamenta que, tras el incendio, los animales no han vuelto a frecuentar la zona. Además, la hostilidad y la difusión de opiniones enfrentadas en redes sociales han generado un ambiente de tensión difícil de revertir entre los residentes.
Este suceso ha puesto en diálogo la necesidad de gestionar adecuadamente la relación con la fauna silvestre y de promover información rigurosa y medios pacíficos para resolver los conflictos en comunidades donde animales y humanos comparten territorio. La historia refleja cómo un conflicto aparentemente menor puede tener graves consecuencias materiales, personales y sociales, especialmente cuando hay malentendidos sobre la conducta animal y la gestión emocional de las diferencias vecinales.