El gecko gárgola es uno de los reptiles más raros, tanto en nombre como en físico, y muy apreciado como mascota hoy día.
Descubre cómo es el gecko gárgola, de dónde viene, lo que come, cómo se reproduce y los cuidados que precisa.
Cómo es el gecko gárgola
El gecko gárgola, también conocido por su nombre científico, Rhacodactylys auriculatus, es uno de los reptiles más raros que existen, hasta el punto de que se consideraba extinto. Sin embargo, en 1994 se descubrió que la especie todavía seguía viviendo en el mundo.
Se trata de un animal que puede tener un tamaño máximo de 13 centímetros, 8 de los cuales corresponden a su cola. Tiene un cuerpo delgado, pero la cola es mucho más fina y se le cae fácilmente si se encuentra estresado, nervioso o como un sistema defensivo. Al igual que otros reptiles, la cola le vuelve a crecer, aunque ya no será igual que la original.
Su peso ronda los 30-35 gramos y la característica por el que recibe ese nombre tan raro es debido a que, en su cabeza, sobre todo en la zona de los ojos, tiene unos pequeños abultamientos que bien pueden parecer cuernos.
Las patas son cortas pero muy funcionales; de hecho, es un animal trepador y le gusta estar sobre ramas de árboles a las que se adhieren gracias a las almohadillas que tienen en cada extremidad.
Los colores que predominan en su piel son blanco, marrón y amarillo, si bien hay ejemplares que pueden ser rojos, grises o negros.
El comportamiento del gecko gárgola es muy dócil y tranquilo. No suelen ser agresivos, si bien, colocar a dos especies del mismo género puede provocar que haya luchas para quedarse con el territorio. Por eso, es mejor que, en caso de querer tener dos, sean macho y hembra. Es un animal nocturno, por lo que durante el día estará durmiendo y es cuando empiece a anochecer que tendrá mayor movimiento.
Su esperanza de vida en estado salvaje no es muy grande, pero sí puede llegar a los 15 años en cautividad.
Dónde vive
El gecko gárgola es oriundo de Nueva Caledonia. Sobre todo se encuentran en la mitad sur del territorio continental, y les gusta vivir en bosques y árboles altos, siempre y cuando haya una humedad adecuada para ellos.
Cuidados del gecko gárgola
A pesar de que la especie se consideraba extinta, y que en realidad proviene solo de una zona del planeta, eso no quiere decir que no se pueda comprar un gecko gárgola como mascota. Si bien es un ejemplar muy “nuevo” como mascota, hay quienes lo disfrutan y tienen como tal.
Por eso, te damos las claves para que puedas proporcionarle todos los cuidados que necesita.
Terrario
El terrario del gecko gárgola ha de ser bastante grande y, sobre todo, alto debido a que le gusta trepar. En general, para un solo adulto, el terrario debería tener, como mínimo, 60x40x30cm, siendo el mayor valor el de la altura. Sin embargo, si se tienen dos hay que duplicar esas medidas como mínimo.
Para asimilarlo a su hábitat natural, conviene que el terrario tenga distintos espacios para esconderse y sea frondoso en cuanto a plantas con hojas, tierra, ramas, etc. que le ayuden a trepar y al mismo tiempo a esconderse.
Han de tener una temperatura diurna de entre 22 y 25 grados, mientras que por la noche debe bajarse a unos 20 grados. Además, necesitan un foco de calor y un sistema de humedad para que esta esté siempre entre el 50 y el 70%.
Qué come el gecko gárgola
La alimentación del gecko gárgola es bastante variada. Es un animal omnívoro, con lo que come de todo, si bien se suele alimentar principalmente de insectos (grillos, gusanos, saltamontes, etc) y frutas. De hecho, los potitos de frutas pueden ser una forma de alimentarlo.
Cuando es pequeño y está creciendo, la alimentación se basa más en los insectos que en las frutas; sin embargo, conforme alcanza su estado de madurez, prefiere la fruta a la «carne».
Además, igual que ocurre con otros geckos, y con otros reptiles, hay que aportarle calcio y vitaminas a través de la comida para suplir las carencias que pudiera tener.
Cómo se reproduce
Un gecko gárgola es adulto sexualmente a los 16-18 meses de vida. En ese momento, pueden reproducirse y la manera en que lo hacen es muy parecida a otros geckos. En este caso, hay que tener cuidado con las posibles «peleas» que puede haber.
Los propios expertos y criadores avisan que, una de las situaciones por las que puede pasar es que la hembra muerda la cola del macho y que esta se desprenda. A continuación, la hembra es capaz de comerse esa cola debido a que está llena de nutrientes que pueden venir muy bien para la formación de los huevos. Por eso, no hay que asustarse si se ve ese comportamiento.
Lo normal a la hora de reproducirse un gecko gárgola es que esté en grupo, es decir, un macho por cada dos o tres hembras, para evitar que el primero sea demasiado «acosador» para con la hembra y acabe en pelea.
Antes de reproducirse, conviene que tanto el macho como la hembra pasen por un periodo de semihibernación durante, al menos 40-60 días. En ese tiempo, deben tener una temperatura de 20-22 grados por el día, y de 16-18 grados por la noche. Además, a la hembra habría que proporcionarle mayor cantidad de calcio ya que, en ese periodo, debido a la formación de los huevos, es muy necesario para evitar carencias o enfermedades.
A la hora de la puesta, la hembra es capaz de poner hasta 10 puestas (habiendo un descanso de entre 4 y 6 semanas entre una y otra). Esos huevos necesitan estar en una incubadora a una temperatura constante de entre 22 y 26 grados durante una media de 3 meses (aunque se puede alargar hasta los 4-4 meses y medio).
Los grados a los que se incuban, a veces suelen ser los que determinan el sexo, de tal forma que, si se mantiene a menor temperatura (21-22) la mayoría de geckos gárgola que nacerán serán hembras; si está entre 22 y 25, podrían salir la mitad hembras y la mitad machos; y si es superior a 26, serán machos.
Las crías de gecko gárgola
Las crías de gecko gárgola medirán unos 6-8 centímetros y apenas si llegarán a los dos gramos de peso.
Han de quedarse un día o dos más en la incubadora, para después pasarlos a terrarios individuales a fin de que no se ataquen entre ellos (jugando, sí, pero pueden acabar todos sin cola). Necesitan un cuenco con agua y también con humedad para que se puedan desarrollar lo mejor posible.
Cuando alcancen un peso de 10-12 gramos, se pueden trasladar a otros terrarios más similares a los de adulto.